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Suramérica se pone en estado de alerta
10/08/2009 Internacional

hugo chavezLa preocupación de la región por la decisión de Colombia de permitir el uso de siete de sus bases a militares de Estados Unidos disparó las alarmas en la cumbre de este lunes de presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Quito. El tema es tan polémico que el grupo decidió convocar una nueva cumbre de mandatarios en Buenos Aires, pero esta vez con la presencia de Álvaro Uribe, el presidente colombiano, que no acudió a la capital ecuatoriana por las malas relaciones que hay entre ambos países.

Bolivia llegó a proponer una resolución de rechazo al acuerdo militar entre Estados Unidos y Colombia, pero la iniciativa no logró el apoyo de la mayoría y se decidió convocar una reunión de ministros de Defensa y Exteriores del grupo el 24 de agosto en Quito para volver a tratar el tema, antes de la cita bonaerense. La mayoría de los jefes de Estado intentó tener un tono conciliador con Colombia. Todos menos el venezolano Hugo Chávez.

Cuando la cita estaba a punto de concluir, Chávez advirtió de que el uso de bases colombianas por parte de Estados Unidos “puede ser el comienzo de una tragedia para la región”. Añadió que su país se siente amenazado por el acuerdo y Venezuela no permitirá que tropas colombianas irrumpan en su territorio como ocurrió en Ecuador. “Hay dignidad en Venezuela; yo no voy a permitir que a Venezuela le hagan lo que a Ecuador le hicieron… Venezuela está preparándose, porque nos tienen en la mira. Y la razón es una… el petróleo”, dijo Chávez. E insistió en que “vientos de guerra comienzan a soplar” en Suramérica.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, coincidió en que el uso estadounidense de bases militares en Colombia representa “una provocación para la región”. Recordó que Ecuador ha sufrido durante muchos años los efectos de la guerra colombiana contra la guerrilla y el narcotráfico, y afirmó que el tema de las bases no significa un problema de soberanía de un país, sino un asunto de seguridad y estabilidad regional.

Los presidentes de Brasil, Argentina y Paraguay lanzaron un mensaje más prudente. “No concibo la posibilidad de aumentar los conflictos en la región en un momento en que todo lleva a creer que cuanta más paz tengamos, más oportunidad tendremos de recuperar el tiempo perdido y dar a nuestros pueblos lo que necesitan”, dijo el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva. “Vamos a tener que ponernos de acuerdo sobre el futuro de Unasur, porque si no hay esta relación amistosa entre nosotros, estamos creando en lugar de una institución de integración, un club de amigos rodeados de enemigos”, añadió. Tras la cita de presidentes en Argentina, se prevé organizar una reunión con Barack Obama, para, a propuesta de Lula, sacar adelante un debate profundo sobre la relación estadounidense con Suramérica.

Ante la ausencia del presidente Uribe, la viceministra colombiana de Exteriores, Clemencia Forero, afirmó que “no ha habido ni habrá bases militares extranjeras en Colombia”, y aseguró que con EE UU “se implementaría un acceso limitado para realizar acciones coordinadas contra el narcotráfico y el terrorismo”. Forero pidió que en las discusiones de Unasur se incluyan “otras situaciones de tensión en la región, como el tráfico ilícito de armas, la actividad de los grupos armados ilegales y la carrera armamentística”, en clara alusión a Venezuela.

La cita de Unasur en Quito se produce cuando existe un ambiente tenso en las fronteras de Colombia con Venezuela y con Ecuador. Días antes de la reunión, Chávez denunció que militares colombianos se habían introducido en territorio venezolano como parte de un plan de provocaciones por parte de Bogotá.

La confrontación se vio alimentada tras las acusaciones de presuntos nexos del Gobierno de Correa con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Un vídeo en el que aparece Mono Jojoy, uno de los jefes militares de las FARC, y un supuesto diario de Raúl Reyes, el número dos de las FARC abatido por militares colombianos en territorio ecuatoriano, hablan de relaciones de cercanos a Correa con la guerrilla, incluyéndose la presunta financiación a la campaña de la gubernamental Alianza País.

La reacción del Gobierno de Correa ha incluido una ruptura de las relaciones con Colombia en respuesta a la intromisión del país vecino en territorio ecuatoriano durante el bombardeo en el que resultaron muertos Reyes y otros guerrilleros. El ministro de Defensa ecuatoriano, Javier Ponce, ha rechazado “la intención de Colombia de aplicar la teoría de la extraterritorialidad; esto es, el derecho a atacar a cualquier otro país soberano a nombre del combate al terrorismo”. Correa ha añadido que hay “una orquestación internacional que trata de hacerle daño” a su Gobierno, y ha advertido que “si [los colombianos] nos vuelven a bombardear habrá guerra”.

En lo que sí encontró consenso la cita de Unasur fue en su condena del golpe de Estado en Honduras y en su decisión de no reconocer “ninguna convocatoria electoral por parte del Gobierno de hecho”. En Quito, el destituido presidente del país, Manuel Zelaya, calificó de tibias las medidas de Washington en contra de los golpistas.

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