ASHÁNINKA
Los asháninkas habitan en los ríos Bajo Apurímac, Ene, Tambo, Satipo, Pichis, Bajo Urubamba, Alto Ucayali, Pachitea y Yurúa, así como en los principales afluentes. Posiblemente, la presencia de asháninka en Brasil se deba al boom del caucho, cuando los patrones los trasladaron desde el Gran Pajonal.
Constituyen el grupo indígena más importante de la Amazonía peruana, puesto que suman 52, 461 personas, el cual representan el 21,89% del total de la población. Tradicionalmente conocidos como campas, los asháninkas vivían en una zona que comprendía los valles los valles de los ríos Apurímac, Ene, Tambo, Perené, Pichis, un sector del Alto Ucayali y la zona interfluvial del Gran Pajonal.
Por muchos años fueron considerados como grupos diferentes debido a diferencias dialectales, pero el tipo de intercambio matrimonial y de bienes entre los grupos residenciales de las distintas regiones nos permite concluir que se trata de una sola sociedad. Antes de la llegada de los españoles, los ashanínkas mantenían relaciones de intercambio con los pobladores andinos. A partir de 1635, los asháninkas comenzaron a ser evangelizados por dominicos y franciscanos, siendo estos últimos quienes constituyeron efectivamente la presencia del Estado colonial español en dicho territorio. Los franciscanos fundaron inicialmente una misión para los campas y amueshas cerca del actual pueblo de La Merced, trazándose por objetivo el control del Cerro de la Sal para así tener bajo su dominio el intercambio de bienes entre las étnias de la Selva Central y ejercer su poder sobre éstas. Hacia 1640, los franciscanos tenían siete centros en dicha zona. Sin embargo, fueron destruidos por una rebelión provocada en gran medida por la llegada de mineros españoles a la zona. En 1671, los franciscanos restablecieron las misiones cerca del Cerro de la Sal y fundaron otras a lo largo del río Perené.
Sin embargo, en 1674, se produjo un levantamiento dirigido por Fernando Torote, jefe asháninka instigado al parecer por los piros, quienes temían la interferencia de los franciscanos en el intercambio de sal entre ellos y los asháninkas. En 1709 la rebelión de Juan Santos Atahualpa dieron por terminado la actividad misional. Sin embargo, en 1869 los asháninka fueron vulnerados y se fundó la ciudad de La Merced. Pero en 1889 se estableció la Peruvian Corporation, empresa inglesa a la cual le otorgaron 500, 000 hectáreas, con la cual se inició la penetración colonizadora. Con el auge del caucho, los campas fueron esclavizados y vendidos.
En 1920, los misioneros adventistas emprendieron un trabajo misional en la zona. Posteriormente, en el año 1965, los asháninkas se vieron envueltos en los enfrentamientos entre las guerrillas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el ejército peruano. Nueve años después, el Estado peruano creó la Ley de Comunidades Nativas que otorgó a los grupos indígenas garantías sobre sectores del territorio tradicional. En el período comprendido entre 1986 y 1996 los asháninkas se vieron involucrados en la violencia desatada, tanto por los grupos Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, así como de las acciones desarrolladas por las fuerzas antisubversivas.