Por Federico dos Reis, CEO de INFORM para Latinoamérica
Lima, 06 de Noviembre de 2025.- Pocas industrias reflejan tan bien el espíritu de América Latina como la aviación. En una región marcada por la distancia, la diversidad geográfica y los contrastes económicos, el transporte aéreo no solo conecta destinos; también une realidades, impulsa economías y abre oportunidades para millones de personas.
Las cifras son elocuentes. En agosto de 2025, el tráfico aéreo en América Latina y el Caribe alcanzó 40,7 millones de pasajeros, un crecimiento interanual de 4,3%. Detrás de este avance estuvieron los mercados domésticos de Brasil, Argentina y Perú, responsables de más de la mitad del incremento. La conectividad regional entonces se consolida como el principal motor de expansión y refleja una tendencia clara: los latinoamericanos están volviendo a volar dentro de su propio continente.
Durante el ALTA AGM&Airline Leaders Forum, esta dinámica fue uno de los temas centrales. Los líderes del sector coincidieron en que la recuperación ya no se mide solo en pasajeros o rutas, sino en la capacidad de adaptarse e innovar en un entorno complejo. Sin embargo, el panorama no está libre de turbulencias. La inestabilidad política y económica sigue afectando las inversiones de largo plazo. El nuevo aeropuerto de Lima, concluido tras décadas de demoras y 18 ministros de transporte, simboliza tanto el avance como la necesidad urgente de planificación y continuidad institucional.
A estos retos se suman regulaciones e impuestos que, en lugar de promover el desarrollo, terminan frenando su ritmo. La nueva tasa de conexión en Lima y las exigencias de reducción de emisiones en Brasil son medidas bienintencionadas que, sin una visión integral, pueden desincentivar la demanda y encarecer los viajes. En una región donde el promedio es de 0,65 viajes por habitante al año, frente a países en Europa con más de 5 traslados, cada obstáculo cuenta. El desafío económico tampoco es menor. Los costos dolarizados, el alto precio del combustible y la escasez de aeronaves siguen presionando a las aerolíneas, mientras un déficit global de talento limita la operación. La pregunta es: ¿podrá la región transformar estos desafíos en una oportunidad para fortalecerse? Todo indica que sí.
El tráfico de pasajeros crece por encima del promedio mundial y podría duplicarse en la próxima década. Con un ingreso promedio por pasajero de apenas USD 3,40, frente a USD 7,20 a nivel global, la oportunidad está en avanzar hacia una mayor eficiencia, digitalización y aprovechamiento de los datos, pilares fundamentales para sostener la expansión.
América Latina requiere políticas públicas coherentes que acompañen este impulso, apalancando inversiones en infraestructura e incentivos para la sostenibilidad, además de una visión coordinada que fomente la integración y potencie la conectividad regional. Y es que la aviación no es un lujo, sino un motor estratégico capaz de articular economías, descentralizar oportunidades y acortar distancias. Cada vuelo que despega en la región transporta más que pasajeros, lleva consigo el potencial de un continente que, pese a los desafíos, sigue mirando al cielo con determinación. La resiliencia está demostrada; ahora el reto es transformar esa fortaleza en un crecimiento sostenido e inclusivo.