Lima, 26 de Junio del 2025.- Recibir las llaves de un departamento nuevo es un momento esperado por cualquier comprador. Sin embargo, qué pasaría si el propietario enfrentase una situación inesperada: el departamento entregado no coincide del todo con lo prometido en la etapa de preventa.
Desde diferencias en acabados hasta cambios en distribución o materiales, las razones pueden ser diversas. Ante este escenario, es clave conocer cuáles son los derechos del comprador, cómo actuar y qué esperar por parte de la inmobiliaria. Patricio Barrón de Olarte, gerente general adjunto de Aurora Grupo Inmobiliario, explica que las inmobiliarias que operan con estándares de calidad y servicio deben contar con controles para evitar este tipo de situaciones. «El control riguroso de las especificaciones técnicas, materiales y acabados permite minimizar discrepancias entre lo que se ofreció y lo que se entrega», comenta.
En principio, las inmobiliarias deben seguir protocolos internos para verificar que la construcción y los acabados coincidan con lo ofrecido. Estos controles suelen incluir inspecciones técnicas y registros fotográficos.
Si bien los contratos suelen prever la posibilidad de realizar modificaciones menores por razones técnicas, cualquier cambio significativo debe ser informado al comprador. Además, este debe otorgar su consentimiento cuando la modificación altere aspectos esenciales del inmueble; de lo contrario, podría considerarse un incumplimiento de lo pactado.
Ante diferencias entre lo ofrecido y lo entregado, el primer paso es presentar un reclamo formal a la inmobiliaria. Las empresas responsables deben contar con protocolos para atender estas situaciones, incluyendo una evaluación técnica y la propuesta de soluciones concretas.
Las posibles soluciones pueden incluir ajustes en el inmueble, correcciones, o incluso compensaciones, dependiendo del caso.
Para que la experiencia de compra y entrega sea satisfactoria, es fundamental que compradores e inmobiliarias mantengan una comunicación clara y transparente desde el inicio. Así, se pueden evitar malentendidos y garantizar que el producto final cumpla con lo prometido. Además, contar con regulaciones que definan con precisión estos procesos ayudará a proteger los derechos de los compradores y fortalecer la confianza en el sector inmobiliario.