El megaproyecto que conectará el Puerto de Chancay con el Puerto de Santos avanza con apoyo chino, pero persisten interrogantes sobre su ruta, financiamiento y control estatal.
Lima, 12 de Mayo del 2025.- El proyecto del Tren Bioceánico Brasil-Perú avanza como una de las apuestas más ambiciosas en infraestructura de Sudamérica. Con una inversión china estimada en US$ 3,500 millones, la obra busca unir el puerto de Santos en Brasil con el megapuerto de Chancay, al norte de Lima, mediante una red ferroviaria de aproximadamente 3.755 kilómetros.
Esta conexión ferroviaria entre los océanos Atlántico y Pacífico promete transformar la dinámica comercial entre América Latina y Asia, reduciendo la dependencia del Canal de Panamá y consolidando al Perú como eje logístico regional. El proyecto fue relanzado oficialmente durante la Cumbre APEC 2024, con la presencia de la presidenta Dina Boluarte y el mandatario chino Xi Jinping.
Potencial logístico y beneficios económicos
De acuerdo con el ministro de Transportes, Raúl Pérez Reyes, el primer tramo en territorio peruano unirá Pucallpa con Chancay, conectando la Amazonía directamente con el litoral. Esto facilitará el transporte de mercancías desde el oriente sudamericano hasta Asia en tiempos más cortos y con menores costos.
Alfonso Flórez, gerente general de la fundación Transitemos, explicó que el proyecto representa una mejora sustancial en logística y eficiencia. También destacó la posible integración con países como Colombia y Ecuador, ampliando el alcance del corredor ferroviario a escala regional.
“Es bueno para el Perú tener mayores opciones de transporte. Ya se ha iniciado el desarrollo de esta obra, pero ahora es fundamental definir con mayor precisión cuál será la ruta exacta. La idea es buena, pero todavía es muy general. Necesitamos más detalles sobre el recorrido de la vía férrea”, afirmó en entrevista con el Diario El Comercio.
Tren Bioceánico Brasil-Perú: ruta, financiamiento y rol estatal
A pesar de su potencial, el proyecto todavía arrastra incertidumbres clave. Una de ellas es la falta de definición exacta de la ruta, especialmente en los tramos que cruzan Bolivia y conectan con el Perú. “No está claro cómo se unirán Pucallpa y el límite con Bolivia. Hay vacíos en la planificación”, advirtió Flórez.
Otro punto crítico es el financiamiento. Aunque China lidera la inversión, aún se desconoce si se trata de un préstamo, una asociación o donación. Esto abre interrogantes sobre las condiciones de pago, la propiedad de la infraestructura y el posible control geopolítico chino en un corredor estratégico.
Además, se requiere una articulación sólida con los ferrocarriles internos peruanos y una revisión del rol del Estado. “Necesitamos un equipo técnico con experiencia en megaproyectos. Si no hay capacidad interna, se deben buscar asesorías externas. Sin conocimiento del modelo de negocio, podríamos salir perjudicados”, alertó el experto.
Riesgos geopolíticos y necesidad de cautela
El tren bioceánico no solo es una apuesta logística, sino también una jugada en el tablero geopolítico global. Para China, representa una ruta alterna al Canal de Panamá y una vía directa para sus exportaciones. Para el Perú, supone beneficios potenciales, pero también riesgos si no se establecen límites claros y condiciones justas.
La necesidad de cautela y transparencia es clave. “En el actual contexto geopolítico, el Perú debe adoptar estrategias claras para que este corredor logístico realmente beneficie al país y no lo haga más dependiente. El gobierno tiene que actuar con mayor cautela. Se necesitan funcionarios preparados en estos temas. Si no los hay, es clave recurrir a asesorías especializadas. Sin entender el modelo de negocio, podríamos terminar perjudicados. Este tipo de proyectos requiere capacidad técnica dentro del Estado para tomar decisiones informadas”, concluyó.