Lima, 07 de Enero del 2025.-El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) realizó proyecciones de crecimiento económico en América Latina, siendo Perú una de las economías con mejores números para el año entrante. Se estima que nuestro país crecerá un 3%, solo detrás de Argentina, que liderará la región con un 4.4%.
Por otro lado, el BCRP también mencionó el crecimiento con el que termina el país siendo un 3.2%, superando a economías como Brasil, Colombia y Chile. Asimismo, la deuda pública peruana apenas roza el 32% del PBI, siendo una de las más bajas del mundo.
“El crecimiento del 3.2% es alentador, pero no suficiente. En el Perú, la informalidad afecta al 76% de la población económicamente activa, lo que reduce significativamente el impacto de este crecimiento en la mejora de la calidad de vida.”, señaló Milagros Torres, subdirectora académica de la Facultad de Negocios de Zegel.
Pese a las cifras alentadoras, el Estado debe trabajar en los aspectos políticos, sociales e institucionales con el fin de generar confianza y atraer la inversión privada. Esto debido a que la pobreza no ha sido disminuida, pese al crecimiento económico.
La estabilidad financiera debe estar acompañada de reformas estructurales que impulsen la confianza y promuevan la inversión privada.
De hecho, con las políticas adecuadas, se estima que el Perú podría recibir entre $20,000 y $30,000 millones en inversión internacional para el 2025. Este flujo de capital podría transformar la calidad de vida de los peruanos si se implementan las reformas necesarias.
Entre las más urgentes, se encuentran::
Los inversionistas ven al Perú como un país rico en recursos, pero las operaciones mineras no pueden hacerse debido a los obstáculos administrativos, así como la minería ilegal, generando millones en pérdidas..
“Un aumento del 10% en la inversión educativa podría incrementar la productividad laboral en un 15% dentro de la década, lo que contribuiría a reducir la brecha entre los indicadores macroeconómicos y el bienestar social.”, afirmó Milagros Torre enfatizando la importancia de las inversiones en educación y tecnología para complementar las reformas estructurales.