Lima, 13 de Diciembre de 2024. ¿Qué tienen en común Barbie, He-Man y el reciente fenómeno de los tiernos capibaras? A pesar de sus diferencias en origen, época y propósito, estos productos comparten una cualidad única: trascienden su rol como simples juguetes para convertirse en verdaderos íconos de la cultura pop. Con el paso del tiempo, evolucionaron y conectaron con nuevas generaciones, creando así recuerdos imborrables.
Según Christopher Gatjens, director de la Maestría en Comunicación y Gestión de Contenidos de la Universidad de Lima, “todos estos artículos no solo se venden como juguetes, sino que se han convertido en símbolos que refuerzan relaciones y amistades. Al integrarse en dinámicas sociales, juguetes como los capibaras adquieren un valor emocional y colectivo, trascendiendo su función como simples objetos de consumo”.
En fechas tan especiales como Navidad, se convierten en los regalos más deseados. “Un juguete simboliza la emoción y la alegría de recibir algo deseado, y se vuelve un momento de felicidad para niños y padres. Esos vínculos, cargados de emoción, perduran con el tiempo, ya que se forjan en momentos significativos compartidos”, afirma Néstor Martos, docente de la carrera de Comunicación de la Universidad de Lima.
En esta nota, conoce los juguetes que han marcado la historia de las navidades en nuestro país.
Barbie, más que una muñeca
Desde su debut, Barbie ha sido un referente cultural gracias a su constante evolución. Originalmente presentada como una muñeca que reflejaba estándares tradicionales, con los años se reinventó para representar diversidad, inclusión y empoderamiento femenino. Esta capacidad de cambio permite que Barbie mantenga su relevancia durante 65 años.
Su impacto no solo se mide en números, aunque son impresionantes. En su primer año vendió 350 000 unidades y su popularidad sigue vigente, especialmente después del estreno de la película Barbie, que, en 2023, impulsó las ventas de Mattel. Sin embargo, su verdadero legado reside en cómo conecta con las aspiraciones y sueños de niños y adultos de distintas épocas.
He-Man, el poder de la nostalgia
Lanzado en la década de 1980, He-Man representa otro fenómeno cultural. Con su icónica frase “¡Por el poder de Grayskull!”, este héroe encarnó valores de fuerza y justicia que resonaron en millones de niños. A través de series, películas y nuevas líneas de juguetes, He-Man se adaptó a las tendencias actuales y mantuvo su atractivo para diferentes generaciones.
“Barbie y He-Man, así como otros juguetes que han marcado generaciones, provienen de las poderosas industrias culturales de países como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, y han logrado una presencia global. Su éxito está relacionado con el poder de la marca, las campañas publicitarias y el respaldo de grandes franquicias”, explica Martos.
Miniaturas coleccionables y fenómenos digitales
Otro juguete que ha marcado la generación de los 90 son las Polly Pocket. Lanzadas en 1989, sorprendieron a los niños con su tamaño compacto y escenarios en miniatura, y se convirtieron en un éxito de ventas. De acuerdo con Mattel, la marca experimentó un crecimiento en ventas del 15 %, impulsado por la nostalgia de los coleccionistas y la preferencia por juguetes pequeños y portátiles.
En 2000, los Tamagotchis fueron un fenómeno digital que permitió a los niños cuidar de sus mascotas virtuales para enseñarles responsabilidad y habilidades de cuidado. En la misma década, Furby dejó una huella imborrable por su capacidad de interactuar con los usuarios al responder a sonidos y gestos, creando una experiencia única que capturó la atención de miles de hogares.
La fiebre del capibara: de las redes al mundo físico
En la actualidad, el capibara se consolida como uno de los juguetes más buscados, y es representado en peluches, mochilas, llaveros y otros productos. Según Christopher Gatjens, en la actualidad consumimos productos diseñados para otras audiencias. Esta tendencia se ha expandido globalmente no solo en Perú, sino también en países como Colombia, Bolivia y Estados Unidos.
“Esto es producto de la globalización, que nos permite estar más interconectados y conocer en tiempo real qué se vende en tiendas de todo el mundo. Este proceso se acelerará aún más con el funcionamiento del megapuerto de Chancay y la mejora en la cadena de importación desde China”, concluye el especialista.