Alemania, 19 de Diciembre del 2024.- En estos días, Europa enfrenta un desafío significativo en su suministro eléctrico debido a un fenómeno conocido como ‘dunkelflaute’, también llamado “calma oscura”. La ausencia de viento en el corazón del continente ha provocado que Alemania y otras naciones vecinas dependan más intensamente del gas natural, alcanzando niveles de consumo que no se habían visto en los últimos dos años.
Este desbalance ha llevado los precios de la electricidad a cifras récord: el megavatio/hora ha superado los 1.000 euros en Alemania y Dinamarca, y las previsiones indican cotizaciones similares para el día siguiente. Mientras tanto, la península ibérica se mantiene en cifras mucho más bajas, con un techo de 160 euros por MWh.
El escenario actual es el resultado de una combinación adversa de circunstancias. Primero, el invierno ha reducido notablemente las horas de luz solar. A esto se suma la falta de viento, que ha dejado inoperativos a la mayoría de los parques eólicos de la región. Por último, los países vecinos, como Suecia y Austria, también atraviesan una situación similar y no tienen capacidad para compensar el déficit de generación alemán.
Las cifras actuales reflejan la magnitud del problema. En Alemania, la producción diaria de energía eólica apenas alcanzará los 10.000 MWh hasta el sábado. No obstante, se espera una recuperación rápida en los días siguientes, con un pico previsto de 50.000 MWh para la próxima semana. Hoy, sin embargo, apenas se han generado 3.600 MWh, una cantidad extremadamente insuficiente para cubrir la demanda nacional.
Ante este déficit, la solución inmediata ha sido recurrir a plantas de ciclo combinado que funcionan a gas natural, que han alcanzado su máxima actividad en dos años, y reactivar centrales de carbón. Sin embargo, el elevado costo de estos combustibles fósiles ha encarecido notablemente el precio de la luz final.
En medio de esta crisis, algunas regiones de Europa han conseguido evitar el aumento de precios. Las áreas costeras de Escandinavia, donde el viento sigue soplando con fuerza, han mantenido los precios por debajo de los 100 euros por MWh. En el norte de Suecia, una zona poco poblada con extensas llanuras, los precios han llegado a situarse en tan solo 7 euros por MWh.
Francia, que depende en gran medida de la energía nuclear, ha logrado contener las tarifas de luz en torno a los 275 euros. Por su parte, España y Portugal, beneficiándose de su aislamiento energético como “isla ibérica”, han registrado un precio promedio de 146 euros, con el gas representando el 44% de su generación eléctrica.
Aunque se espera que esta situación excepcional se normalice en los próximos días, lo ocurrido evidencia la fragilidad del sistema eléctrico europeo. El cierre de las plantas nucleares en Alemania ha incrementado la dependencia del gas y del carbón en momentos críticos como éste, cuando las renovables no logran cubrir la demanda. Además, la electrificación progresiva de la calefacción en hogares europeos, especialmente en Francia, sigue aumentando la presión sobre el sistema, situando el consumo eléctrico en niveles máximos del año.
El reciente encarecimiento de la electricidad durante una jornada con mínimos niveles de energía eólica y solar en Alemania ha impulsado al organismo regulador de la red eléctrica del país a abrir una investigación sobre una posible manipulación del mercado. Las plantas de energía a base de combustibles fósiles, que normalmente actúan como respaldo en situaciones de “dunkelflaute” o “calma oscura”, no se activaron de forma masiva, lo que agravó la escalada de precios.
A la vez, el aumento en la demanda de importaciones eléctricas desde Alemania generó críticas desde Suecia, donde un miembro del gobierno responsabilizó a la política energética alemana de los elevados precios en su propio país.
Después del incremento desmedido de los precios eléctricos registrado el 12 de diciembre, la Agencia Federal de Redes de Alemania (BNetzA) anunció que examinará si se produjo manipulación en el mercado. Klaus Müller, director de la agencia, afirmó públicamente que se están tomando “muy en serio” los eventos y que se está analizando detenidamente cualquier acción sospechosa en el mercado. Según Müller, Alemania debe invertir urgentemente en sistemas de generación flexible y ajustable para evitar situaciones similares.
La manipulación del mercado puede ocurrir cuando las empresas deliberadamente retienen capacidad de generación disponible, presionando los precios al alza. La ausencia de centrales térmicas activas agravó la crisis, no sólo en Alemania sino también en otras naciones europeas.
Un informe preliminar de la BNetzA aseguró que, a pesar de la escalada de precios, el suministro eléctrico no estuvo en riesgo. Sin embargo, también destacó que no se utilizó capacidad de reserva, incluso cuando los precios superaron los 300 euros por MWh, un hecho inusual en circunstancias tan críticas. Aunque estos picos son esperados durante periodos de baja producción renovable, la BNetzA aclaró que continuará investigando posibles colusiones entre operadores para aprovechar la situación del mercado.
En general, la mayoría de los hogares no se vieron directamente afectados debido a contratos de suministro a largo plazo con tarifas estables. No obstante, las industrias y grandes consumidores con acuerdos flexibles sí sufrieron las subidas. La BNetzA advirtió que no puede descartarse una repetición de estos picos en las próximas semanas, aunque la llegada de las vacaciones navideñas podría atenuar la demanda energética. Aun así, el regulador insistió en la urgencia de desarrollar nuevas centrales con capacidad flexible y ajustable.
Mientras tanto, Suecia también vivió un aumento de los precios el 12 de diciembre, lo que llevó a la ministra de Energía sueca, Ebba Busch, a cargar contra la política energética alemana. Busch atribuyó los precios desorbitados en Suecia a la dependencia alemana de las importaciones debido al cierre de sus plantas nucleares. Según declaraciones recogidas por medios europeos, la ministra sueca afirmó estar “enfadada con los alemanes” por las “graves consecuencias” que, a su juicio, tienen sus decisiones para el mercado eléctrico de la región.
El Ministerio de Economía de Alemania respondió defendiendo el mercado interior de energía de la UE, explicando que el comercio de electricidad entre países está diseñado para mejorar la eficiencia global. En algunos momentos, Suecia importa energía renovable barata desde Alemania, mientras que, en situaciones de baja producción eólica alemana, la electricidad hidroeléctrica sueca se convierte en un recurso clave. Sin embargo, Alemania destacó que la infraestructura de interconexión entre ambos países es limitada, con apenas 600 MW de capacidad, lo que restringe la posibilidad de comercio directo de energía a gran escala.
Un análisis de la BNetzA sobre los precios de electricidad desde 2021 hasta el reciente episodio del 12 de diciembre muestra que los precios en Alemania tienden a fluctuar considerablemente respecto a sus vecinos. Los países nórdicos, como Suecia, Noruega y Dinamarca, suelen tener tarifas de luz más baratas, mientras que los países del este y sur de Europa, incluidos Polonia, Chequia, Austria y Suiza, registran precios más elevados. En cuanto a los países occidentales, como Francia, Bélgica y Países Bajos, no se observó una tendencia clara.