Lima, 11 de noviembre del 2024.- La delincuencia en el Perú se encuentra en niveles alarmantes, marcada por prácticas como el cobro de cupos, secuestros y asesinatos, que afectan directamente a la población. Según una encuesta de Datum (2024), el 94 % de los habitantes de Lima y Callao se siente inseguro en las calles, mientras que a nivel nacional esta cifra asciende al 87 %.
En un reciente estudio sobre el Modelo Tren de Aragua, José Luis Pérez Guadalupe, investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), analizó cómo este esquema criminal, surgido en Venezuela, se ha consolidado como un fenómeno regional. Pérez Guadalupe explicó que esta organización ha logrado extender su influencia gracias a una estructura que no depende exclusivamente de sus líderes para perpetuarse.
De acuerdo con el investigador, el modelo se basa en tres características clave: la concentración del poder, el dominio territorial y la diversificación criminal, dinámicas que se han consolidado mediante un proceso criminal denominado “calle-cárcel-calle”.
“La banda delictiva (el Tren de Aragua) llega a conformar un verdadero ‘modelo criminal’ de exportación cuando culmina su proceso de cristalización en la cárcel (Tocorón) y consigue dominar el barrio (San Vicente). Luego de la consolidación del ‘Modelo Tren de Aragua’, y con un ejército de incondicionales, se expande por otros estados de Venezuela y países de la región”, sostuvo el investigador.
El informe detalla tres factores clave que han permitido su expansión. Primero, la migración venezolana que incluye miembros del Tren de Aragua, quienes llevan consigo prácticas delictivas que replican el modelo. También destaca la falta de estructuras criminales locales similares en países somo Perú, Chile y Bolivia, donde la ausencia de organizaciones delictivas tan organizadas y letales ha facilitado el ingreso del modelo. Finalmente, el perfil de los miembros de la organización influye directamente, ya que no tenían nada que perder.
Asimismo, Pérez Guadalupe destacó cómo el modelo del Tren de Aragua ha sabido adaptarse a las realidades locales, dependiendo de la relación con el Estado, las comunidades y los competidores. Este fenómeno ha llevado a que bandas locales adopten el esquema del Tren de Aragua, incluso sin una conexión directa con la organización venezolana original.
Impacto intracarcelario y bandas binacionales
La investigación también amplía lo estudiado en el artículo coescrito con la investigadora Lucía Nuñovero Cisneros, titulado Los «chamos» en cana: venezolanos en cárceles peruanas. El texto detalla cómo el aumento de migrantes venezolanos en las hacinadas cárceles peruanas ha generado conflictos inéditos en la vida intracarcelaria.
“Mientras que en las calles se presentan más casos de asociaciones delictivas entre estas delincuencias (fusión), en las cárceles, por el contrario, han aflorado más sus diferencias y conflictos (fisión). Ya se pueden apreciar bandas binacionales que se insertan para potenciar sus actividades criminales en las calles”, explicaron los investigadores.
Finalmente, Pérez Guadalupe subraya que el Modelo Tren de Aragua ha logrado “metamorfosearse” en cada país donde opera. Lo paradójico es que, en varios lugares, bandas locales actúan bajo el mismo esquema del modelo, aunque no tengan vínculos directos con la organización venezolana.
En algunos países, los medios de comunicación denominan “Tren de Aragua” a cualquier grupo delictivo que opera bajo estos parámetros. “Lo importante para la ciudadanía no es si pertenecen orgánicamente a la organización, sino que actúan como ellos”, concluyó el investigador.
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