Lima, 26 de Noviembre del 2024.- La Sal de Maras, conocida también como “el oro blanco de los Andes”, es un producto milenario que se extrae de los salineros ubicados en la región de Cusco, Perú. Estas terrazas salinas, que se remontan a la época preincaica, se alimentan de un manantial subterráneo cargado de minerales que, al evaporarse bajo el sol andino, dejan cristales de sal de características únicas. Este recurso natural no solo es valorado por su historia y sabor, sino también por sus múltiples propiedades y beneficios.
La Sal de Maras se extrae de más de 3,000 pozas ubicadas en una ladera montañosa a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar. El agua salada del manantial fluye hacia estas pozas y, gracias al clima seco y soleado de la región, se evapora, dejando cristales de sal pura. Este proceso artesanal ha sido transmitido de generación en generación, respetando técnicas ancestrales y sin la intervención de químicos o procesos industriales, lo que garantiza su pureza y calidad.
La sal de Maras destaca por su composición mineral única. Contiene más de 80 oligoelementos esenciales, como:
Además, su perfil mineral le confiere un sabor delicado y equilibrado que realza los platos sin resultar excesivamente salado.
El sabor sutil y mineral de la sal de Maras la convierte en un ingrediente estrella en la alta cocina. Es especialmente valorada para sazonar carnes, pescados, vegetales y ensaladas. También se utiliza como sal de acabado, agregando textura y realzando los sabores naturales de los alimentos.
La producción de sal de Maras es una fuente clave de ingresos para las comunidades locales. Los salineros, organizados en cooperativas, trabajan en armonía con el entorno, garantizando la sostenibilidad de esta actividad. Al comprar sal de Maras, no solo se obtiene un producto de calidad excepcional, sino que también se contribuye al desarrollo de las familias que dependen de este ancestral oficio.
La sal de Maras es mucho más que un condimento; es un regalo de la naturaleza cargado de historia, propiedades nutricionales y un profundo impacto cultural. Incorporar en la cocina y en la vida cotidiana no solo permite disfrutar de sus beneficios para la salud, sino también valorar y preservar un legado único de los Andes peruanos.
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