Lima, 25 de Marzo del 2024.- Anualmente en todo el mundo más de tres mil millones de peces y otros animales acuáticos son capturados en vida salvaje para el consumo humano. Esto incluye la pesca incidental de otras especies que no hacen parte de los animales usados para consumo pero que son igualmente capturados en el proceso. El suelo marino también sufre las consecuencias pues las técnicas incluyen el arrastre que causa daños significativos a los ecosistemas y suelos marinos, destruyendo arrecifes de coral y lechos de algas, lo que afecta directamente a toda la cadena alimenticia de los ecosistemas marinos.
Esta es la realidad sobre la que alerta Individuos No Toneladas, la campaña de Observatorio Animal que tiene por objetivo visibilizar que los animales acuáticos también son individuos sintientes cuya relevancia moral y jurídica debe tomarse en cuenta. Y debe su nombre al hecho de que no existen cifras oficiales relacionadas con su individualidad o la cantidad de individuos explotados en la industria. Pero sí hay cifras que indican que son tres mil millones de peces los capturados por la pesca industrial cada año en todo el mundo. “Es indispensable visibilizar que los animales acuáticos no son un número, sino individuos cuya vida les interesa y les debemos respeto”, afirma Juan José García – Rebollo Del Río, Coordinador Legal de Observatorio Animal.
“Diversos estudios internacionales ya sugieren que los peces sienten dolor y sufren como consecuencia de las acciones de la humanidad. Legislar en favor del bienestar de estos animales, que han sido constantemente ignorados en materia legislativa y de protección, es fundamental para sentar las bases de un trato digno a los animales más explotados por el humano”, afirma Juan José García – Rebollo Del Río, Coordinador Legal de Observatorio Animal.
Esta iniciativa actualmente está presente en varios países de Latinoamérica pero especialmente en Chile y México con dos áreas de trabajo. “El proyecto de ley denominado Individuos no toneladas en Chile tiene por objetivo marcar las directrices sobre el bienestar animal en especies acuáticas pues no existe regulación nacional al respecto”, explica Juan José. Y en México actualmente se adelanta un trabajo importante para prohibir la acuicultura de cefalópodos, por medio de la campaña #NoGranjasDePulpos, a partir de la apertura de una granja de investigación en el estado de Yucatán. Dicha campaña apunta a la presentación de una iniciativa que tenga por objetivo prohibir el otorgamiento de permisos para la existencia de estas granjas.
Mares: entre la sobre explotación y la indiferencia
Si bien la industria pesquera es la principal responsable de la desaparición de varias especies marinas, también es cierto que legisladores y consumidores muchas veces pasan de largo frente a uno de los problemas más grandes que enfrentan los ecosistemas y la conservación de la biodiversidad: la sobrepesca. La Ley es en muchos casos inexistente o permisiva. Y por su parte los consumidores desconocen en muchos casos qué hay detrás de la vida marina y cuáles son las prácticas que están destruyendo millones y millones de especies. Pero desde una mirada más amplia, la importancia debería radicar en la individualidad de las especies marinas y su capacidad de sentir y disfrutar.
“Es un hecho que tenemos la obligación de incluir dentro de nuestro círculo de consideración moral a todos los animales, ya sea por su capacidad de ser sintientes, por cumplir funciones biológicas importantes para el mantenimiento de los ecosistemas o por el simple hecho de poder experimentar placer o dolor. A pesar de ello, hemos ignorado injustificadamente a los animales acuáticos en el terreno del derecho y en la mayoría de los países se encuentran en un estado de indefensión gravísimo. Urge empezar a legislar en favor de su bienestar y conservación, es nuestra responsabilidad jurídica y moral.”, concluye Juan José Rebollo.