Lima, 27 de Febrero del 2024.– Hoy en día, las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) constituyen una de las principales fuerzas laborales en el Perú, y es que, de acuerdo con Rodolfo Ojeda, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), al 2022, en el Perú habían aproximadamente 3.1 millones de pequeñas y microempresas[1]. Asimismo, según el Ministerio de la Producción (Produce) hasta el 2021, más de 2.1 millones de mipymes formales operaban en el mercado peruano, representando el 99.5 % del total de empresas formales.[2] Esto refleja que las pymes son la columna vertebral de la economía peruana, y para ellas, la adopción de la tecnología se ha convertido en una prioridad para mantenerse competitivas.
Sin embargo, especialmente luego de la pandemia, se observa que las PYMES enfrentan una serie de desafíos en lo que respecta a la seguridad, a lo que se suman, entre otras amenazas, los ciberataques que acechan a miles de negocios en el día a día. “Muchas organizaciones carecen de los recursos y la experiencia necesaria para implementar medidas sólidas de seguridad física y electrónica, lo que las convierte en blancos más accesibles para los delincuentes y ciberdelincuentes”, señala Gian Franco Maza, director general de Prosegur Security en Perú. Ante este panorama, el especialista comparte tres motivos por lo que las PYMES deben reconocer la importancia de la seguridad y comenzar a implementar medidas proactivas para proteger tanto sus negocios como sus datos:
Ciberataques, como el ransomware o los ataques de denegación de servicio, pueden dejar a una empresa inoperativa durante días o incluso semanas, lo cual no solo conlleva costos directos, sino que también puede impactar negativamente las relaciones con clientes y/o proveedores, y traer consecuencias a largo plazo para la empresa, incluso llevando al cese total de operaciones o la necesidad de una gran inversión para reparar los daños causados. Es importante que dentro del mapeo de riesgos se materialice la posibilidad de estar expuestos a un ataque de seguridad, y se tomen acciones tangibles que puedan responder a este riesgo.
Finalmente, es importante recalcar que pensar en procesos de seguridad es contribuir al fortalecimiento de las actividades de las empresas y por ende, la protección de la reputación y confianza de los clientes. La capacitación del personal en buenas prácticas de seguridad, la contratación de servicios de consultoría y la implementación de equipos de alto rendimiento en protección, serán los aliados perfectos para tener una buena seguridad en los negocios.