Lima, 16 de Octubre del 2023.-El escenario ya es muy conocido: los cambios climáticos que hacen que la Tierra se caliente cada vez más, la intensificación de los eventos extremos, como las fuertes lluvias y las largas sequías, imponen a todos, gobiernos, empresas e individuos, la urgencia de adoptar medidas que aporten para la reversión de ese cuadro. Los consumidores también están conscientes que optar por marcas que se preocupan por el medio ambiente es una manera de ayudar en la preservación de la naturaleza.
Una encuesta de la empresa Mercado Libre, publicada en agosto de ese año y hecha en países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay, apunta que el interés por productos sostenibles ha crecido un 30% en América Latina. A pesar de eso, factores como la inflación de precios en los países de la región, agravada por cuestiones como el desempleo, hacen que gran parte de los latinoamericanos tengan que ahorrar para equilibrar su presupuesto y muchas veces terminan por dejar de lado las preocupaciones por sostenibilidad.
Es necesario que las empresas busquen maneras para que el costo de producción, que hoy todavía es más elevado en los casos de productos sustentables, no se torne un impeditivo para el consumidor. Hay que brindar una oferta que se adapte al escenario económico en la región. Resolver esa ecuación no siempre es sencillo y requiere que las empresas inviertan en innovación, tecnología e investigaciones de nuevos ingredientes y materiales.
En Kimberly-Clark, empresa especializada en productos de higiene personal, todo lo que hacemos está vinculado a nuestro propósito de cuidado, pues creemos que de esa manera lograremos un mundo mejor para todos. La protección a la comunidad y el medio ambiente está presente en todas las etapas de manufactura y distribución de nuestros productos, al mismo tiempo que el consumidor y sus necesidades de la vida cotidiana están en el centro de nuestra toma de decisiones.
Nuestra estrategia de sustentabilidad para la próxima década considera metas para superar los retos sociales y ambientales para 2030. Entre nuestros compromisos se encuentran mejorar la calidad de vida y el bienestar de 1.000 millones de personas en comunidades vulnerables en todo el mundo y reducir a la mitad nuestra huella ambiental.
Para conquistar nuestros objetivos, innovamos en procesos y en diseño, logrando un uso más eficiente de los materiales, al mismo tiempo que reducimos el consumo de agua y las emisiones de carbono en nuestras operaciones. Invertimos también en economía circular: todas nuestras plantas en América Latina son residuos cero y tenemos programas como AmbientaDOS, con el cual nos unimos a la sociedad para estimular el reciclaje de residuos. Adicionalmente, impulsamos programas de impacto social, como es el caso de Baños Cambian Vidas, que busca mejorar el acceso a agua potable, saneamiento básico y educación sobre higiene en comunidades vulnerables.
Por otro lado, monitoreamos constantemente el mercado, los cambios en el consumidor y las nuevas tendencias, para mantener las operaciones eficientes y adaptar procesos, además de crear productos innovadores para aportar el día al día de las personas. Estamos siempre buscando diferenciarnos en términos de calidad del producto, con el uso de nuevos materiales e ingredientes, porque queremos que los consumidores estén seguros de que están comprando el mejor producto por un precio que consideran justo.
Estamos en un constante proceso y sabemos que hay mucho por hacer. Este cambio no depende solo de una empresa, sino de toda la cadena productiva. Buscamos que al final de este largo camino el consumidor no tenga que elegir entre un producto sostenible y uno de costo accesible. El mundo y las personas necesitamos ambos.