En el Perú, los conflictos que surgen entre las inmobiliarias y los residentes de las áreas donde se desarrollan proyectos son un tema recurrente. Estas disputas pueden originarse por diversas razones, y es crucial que tanto las empresas como los ciudadanos estén informados sobre las situaciones comunes y cómo abordarlas de manera eficaz.
En esa línea, Lily Valderrama, jefa del área de Relaciones Sociales y Gubernamentales del estudio Miguel Mur & Abogados, identifica seis conflictos que suelen darse y propone cuatro aspectos que son de vital importancia al realizar las negociaciones entre las partes.
CAUSAS DE LOS CONFLICTOS
Una de las quejas recurrentes de los vecinos se debe a los ruidos y otras molestias ocasionados por las maquinarias de trabajo, independientemente del horario en el que operen.
En otras situaciones, los conflictos se desatan por las partículas del polvo que pueden causar problemas respiratorios y afectar negativamente a las propiedades circundantes.
Un tercer factor de conflicto surge cuando la construcción de un proyecto inmobiliario ocasiona tráfico o cierre de calles. “Ello genera malestar en el entorno y en los vecinos, quienes se verán obligados a cambiar sus horarios de rutina para llegar temprano al trabajo o para dejar a sus hijos en el colegio”, agrega la especialista en manejo de conflictos del estudio Miguel Mur & Abogados.
Otra causa de los conflictos es que los proyectos inmobiliarios pueden crear preocupaciones en torno a la seguridad. Especialmente, si una nueva construcción afecta la iluminación de las calles o crea lugares oscuros que podrían atraer actividades delictivas. Asimismo, la falta de seguridad podría ocasionar la aparición del comercio ambulatorio.
Un aspecto adicional que suele generar tensiones entre la inmobiliaria y los vecinos, a decir de Valderrama, es la falta de espacios de estacionamiento adecuados. “A veces, ocurre que los trabajadores de la construcción ocupan espacios de estacionamientos o áreas comunes de la zona donde se realiza el proyecto”, indica.
Por último, los vecinos pueden preocuparse por una posible depreciación del valor de sus propiedades debido a la construcción cercana, especialmente si perciben un impacto negativo en la estética del área.
¿CÓMO MANEJAR LOS CONFLICTOS?
Un primer consejo es fomentar una comunicación abierta y honesta entre las partes involucradas. Esto puede ayudar a resolver muchos conflictos. “Por ejemplo, se puede compartir con los vecinos los horarios de la obra, la planificación de cierre de calles, entre otros puntos que son de interés. Esta acción permite mejorar la relación con la comunidad”, señala la especialista del estudio Miguel Mur & Abogados.
En caso más complejos, se recomienda designar a un mediador en el equipo de trabajo, que pueda ser una opción para resolver disputas de manera neutral y pacífica.
El tercer consejo es crear planes de contingencia para casos específicos que puedan perjudicar directamente a los vecinos, como son los cierres de calles, movimiento de maquinaria, ruido excesivo u otros eventos inusuales. “Estos planes pueden ayudar a anticipar problemas y brindar una mayor tranquilidad a la comunidad circundante”, subraya Valderrama.
Por último, se sugiere siempre cumplir con la normativa. “Es importante que las inmobiliarias sigan todas las reglas y regulaciones locales para evitar conflictos legales con los vecinos”, sugiere.
En un entorno donde la convivencia entre inmobiliarias y vecinos es esencial, la prevención y la comunicación se erigen como pilares fundamentales para evitar y resolver los conflictos. Siguiendo estos principios, empresas y ciudadanos pueden construir un tejido social más sólido y armonioso, donde el respeto mutuo y la cooperación sean la base para un desarrollo urbano sostenible.