El lateral izquierdo Theo Hernández destrabó muy temprano, con un zurdazo en el minuto 5, un juego que se preveía cerrado entre uno de los ataques más prolíficos de la competición, Francia (12 goles), y la defensa menos vulnerada del certamen, Marruecos (2).
Y el atacante Randal Kolo Muani, en el 79, coronó una gran jugada individual de Kylian Mbappé para acercar a los europeos a su tercer título mundial (1998, 2018).
Los ‘Leones del Atlas’, primer equipo africano en llegar a una semifinal mundialista, exigieron al máximo a los campeones defensores en el estadio Al Bayt en Al Khor, al norte de Doha, sorprendiendo incluso al adueñarse de la posesión de la pelota pese a las lesiones de varios de sus hombres, especialmente en la retaguardia.
Los marroquíes de Walid Regragui lucharán por el tercer puesto contra la Croacia de Luka Modric, el sábado en el estadio Khalifa de Doha.
Cae el cerrojo
Los ‘Bleus’ abrieron rápido el cerrojo marroquí, que no sucumbió ante los ataques de Croacia, Bélgica, España y Portugal. Pero ni la tranquilidad de un gol de camerino hizo que el camino fuera fácil.
Hernández fue el autor del segundo tanto que los ‘Leones del Atlas’ encajaron en la Copa del Mundo al aprovechar que un disparo previo de Mbappé se desvió en un zaguero y la pelota le quedó servida para rematar entre Yassine Bounou y el palo derecho.
Francia supo explotar las bandas de los africanos, que iniciaron el juego con tres centrales, una figura táctica que se desarmó muy rápido por cuenta de una aparente lesión muscular del capitán Romain Saiss (20).
Aquella no fue la única baja con la que Regragui tuvo que lidiar. Minutos antes del pitazo inicial, el central Nayef Aguerd fue reemplazado, debido a una molestia física, por el lateral derecho Achraf Dari.
Sin Saiss ni Aguerd, Marruecos volvió a su 4-3-3 tradicional (fácilmente convertible a un 4-5-1).
Con tres o cuatro defensas, tuvieron chances para exigir al capitán francés, Hugo Lloris, con un derechazo de Azzedine Ounahi (10) y una chilena de Jawad El-Yamiq (44) que se estrelló en el palo.
Contrario a lo esperado, Marruecos fue el dueño del balón y Francia se decantó por contragolpear, aprovechando los espacios que dejaban los africanos en su lucha por empatar.
Olivier Giroud (17, 36) estuvo cerca de ampliar la cuenta en dos acciones de zurda: la primera impactó el poste, y la segunda, ligeramente desviada, fue el resultado de una acción previa en la que El-Yamiq rechazó, a centímetros de la línea del arco, un tiro de Mbappé.
Mbappé sepulta la esperanza marroquí
Aunque se esperaba más protagonismo de su parte, los campeones defensores, silbados cada vez que tocaban el balón por la marea roja marroquí, fueron pragmáticos y equilibrados, evitando ser sorprendidos por algún latigazo de Hakim Ziyech y Youssef En-Nesyri.
Francia no resintió la baja por enfermedad del volante Adrien Rabiot, partícipe de los otros cinco juegos y reemplazado por Youssouf Fofana.
Con o sin él, la apuesta de Deschamps para proteger su zaga fue cederle la iniciativa a un equipo que se caracteriza por contragolpear, y que sin embargo siguió llevando peligro a Lloris.
Pero en la segunda parte, aunque igual de combativos, no tuvieron los mismos dientes que mostraron en el inicio de juego y Lloris no fue tan exigido.
Pese a que la acción estuvo por lo general lejos de su área de preferencia, Mbappé y Ousmane Dembelé, guiados por el cerebral y sacrificado Antoine Griezmann, fueron incisivos siempre que desplegaron su velocidad y desequilibrio.
De esa forma, sepultaron cualquier aspiración de remontada cuando Aurelien Tchouaméni robó en la salida marroquí y descolgó en el ’10’, quien pese a estar rodeado de cuatro hombres se dio maneras de dejar a Kolo Muani con el arco vacío.
El ariete del Eintracht Frankfurt alemán, quien un minuto antes había ingresado por Dembelé, la empujó para marcar su primer gol en una Copa del Mundo y acercar a Francia a un nuevo título mundial.