Según estudios de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo – USAID (2021), el Perú aparece con el menor nivel de confianza interpersonal de América Latina y el Caribe, con un 43%. Esta cifra llevada al sector educación ha alcanzado un 89% de desconfianza entre maestros, incluso de las mismas comunidades educativas.
A propósito del Día del maestro peruano, que se celebra cada 6 de julio, el grupo Scotiabank y Enseña Perú, a través del Programa de Liderazgo Local y el Programa ¡Qué Maestro! en Huancavelica resaltan la importancia de entender tanto a las y los estudiantes como a las y los maestros como seres integrales, sabiendo que aquello que pasa en su vida personal, en el hogar o en la comunidad puede generar un impacto en su aprendizaje o en su trabajo diario.
Para estos tiempos, y especialmente para todos los desafíos del regreso a las aulas después de dos años de educación a distancia, ambas organizaciones comparten estas claves:
El aprendizaje es constante en todos los roles
En el día a día del rol docente, se presentan retos tan diversos como desafiantes. Es importante que tengamos los ojos de niño o de investigador para estar atentos y maravillarnos o explorar diversas situaciones. Ser conscientes de cuánto podemos aprender de nuestros estudiantes y no solo lo que ellos puedan recibir de nosotros.
Juntos llegamos más lejos
La tarea de los maestros puede convertirse en un ejercicio en solitario. Para lograr transformaciones importantes en nuestro sistema educativo, es urgente que aprendamos a trabajar en conjunto y a valorar en el otro el potencial para ser aliado. La colaboración nos hace vivir y pensar el futuro de manera más optimista y sobre todo nos permite transmitir esa mentalidad con convicción a los estudiantes.
La escuela es un espacio para explorar la vida misma
Es importante emocionarnos, jugar y disfrutar para aprender. Pensemos en las inteligencias múltiples de nuestros estudiantes, a verlos también en su dimensión emocional. Si nos damos licencia de poder sentir, reconocer, atravesar y gestionar esas emociones, encontraremos en ellas un gran insumo para el aprendizaje.
La innovación nos habilita cuando está al servicio del estudiante
Es completamente válido intentar diferentes estrategias e ir aprendiendo en el camino qué funciona mejor para los estudiantes. Ellos viven en un mundo de constantes cambios y merecen que los adultos respondamos a sus necesidades reales. Para lograrlo, es necesaria la autorreflexión constante y, por supuesto, abrir espacios en el aula para conversar con ellos y escucharlos activamente para entender sobre aquello que disfrutan del aprendizaje.
Vivamos la gratitud como un principio de la educación
Entendamos la escuela como un lugar donde aprendo para mí y para otros. Donde, desde muy pequeños entendamos que nos formamos para un propósito mayor: mejorar este mundo y contribuir a la humanidad, independientemente de aquello que hagamos o estudiemos más adelante.
Finalmente, Vanessa Villavicencio, Coordinadora Senior de Programas de la organización Enseña Perú resalta: “es clave elevar estos niveles de confianza para seguir trabajando colectivamente por la educación”. Por ello, Enseña Perú y el grupo Scotiabank se unen para llevar el Programa de Liderazgo Local y el Programa ¡Qué Maestro! a Huancavelica, donde se generan espacios y reflexiones importantes entre los maestros para mejorar el clima en las escuelas y, por ende, en las aulas.