La semana pasada se realizó en Washington D.C. la séptima edición del E-Cigarette Summit USA, foro anual que se ha posicionado como un punto de encuentro neutral en el que científicos, reguladores, empresarios, usuarios y diversos profesionales relacionados al vapeo exploran las últimas investigaciones sobre los vapeadores y debaten, desde un enfoque basado en la evidencia científica, sobre los pros y contras de su uso como alternativa para reducir el tabaquismo.
En la reciente reunión de Washington, 25 expertos hicieron exposiciones sobre el vapeo desde perspectivas científicas, regulatorias y de salud pública. En la discusión algunos expertos expresaron que los temores que se tenga sobre estos productos no deben significar que se desincentive a fumadores adultos a migrar al vapeo y dejar los cigarrillos convencionales para mejorar su calidad de vida.
“Alguien que fuma y tiene entre 40 y 50 años pone en grave riesgo su salud. Si podemos lograr que ese fumador mayor cambie a vapear, puede obtener una gran beneficio. En el otro lado de la ecuación, sí podemos regular los cigarrillos electrónicos”, señaló Clive Bates de Counterfactual Consulting, quien trabaja desde hace 25 años en Inglaterra para reducir los daños asociados al tabaco.
Sostiene que, si bien el consumo de vapeadores no está en su totalidad exento de riesgos, debe atenderse como prioridad el riesgo significativo que se presenta el uso continuo de cigarrillos combustibles en los fumadores, y que debe haber un ajuste equilibrado en las políticas de salud pública de Estados Unidos. “La prioridad de salud pública deberían ser los fumadores adultos”, insistió Bates.
Neal Benowitz, profesor emérito de Medicina y Bioingeniería y Ciencias Terapéuticas en la Universidad de California en San Francisco, va en la misma línea. “Los cigarrillos tienen 7 mil sustancias tóxicas. La evidencia en la medición de las emisiones del aerosol del vapeo nos dice que los cigarrillos electrónicos tienen mucho menos y en niveles muy bajos”.
Estudios independientes realizados en Reino Unido han demostrado que el vapeo reduce en un 95% los daños a la salud asociados al cigarrillo convencional. Por ello, la Secretaría de Salud británica recomienda los vapeadores para los fumadores adultos que buscan reducir o dejar el cigarrillo. En octubre de 2021, la FDA autorizó por primera vez en EE.UU. la comercialización de vapeadores por considerarlos “apropiados para la protección de la salud pública”.