“De acuerdo con cifras de la Policía Nacional del Perú (PNP), en el 2019, el 75% de accidentes de tránsito es provocado por el factor humano, mientras que el 3% se da por el factor infraestructura y entorno vial, en tanto que el 2% tiene como causa el factor vehículo. Asimismo, dentro del factor humano, se observa que el 91% de siniestros es causado por el conductor, el 7% por el peatón y el 2% por el pasajero”, señaló Alberto Morisaki, Gerente de Estudios Económicos de la Asociación Automotriz (AAP) tras informar que el gremio automotor acaba de hacer público su nuevo informe “Educación Vial, importancia y lecciones por aprender en el Perú”.
El resultado del documento que se encuentra disponible en la Página Web de la AAP (www.aap.org.pe) es un estudio que recoge las experiencias exitosas sobre educación vial en países como Bélgica, Francia, Países Bajos, Noruega, Colombia y Chile. Asimismo, recopila información de estudios importantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros, referente a los costos asociados a las deficiencias en el sistema de transporte de los países de todo el mundo.
El objetivo, indicó Alberto Morisaki, es dar a conocer campañas exitosas de otros países sobre educación vial, que se hayan mantenido en el tiempo y que hayan dado buenos resultados. Para ello es necesario contar con campañas de educación vial bien estructuradas, y que sumen esfuerzos tanto del sector público, privado, como de la ciudadanía en general, aumentan las posibilidades de éxito, con el impacto positivo en la población que eso significa. Los problemas asociados al transporte son múltiples y enfrentarlos requiere estrategias de diversa índole. “Como país, sería fundamental tomar estas experiencias, replicarlas y establecer como política pública la seguridad vial en el Perú”, añadió.
Estos datos de la PNP que han sido recopilados en el Observatorio de la AAP (https://aap.org.pe/
Por esta razón, mencionó Morisaki, es importante que la educación vial sea incluida en el currículo escolar. “Hemos visto que, en otros países, en los colegios se incluye el curso de educación vial; por ello, la AAP pone a disposición del Ministerio de Educación (MINEDU) a sus técnicos para que juntos puedan elaborar una propuesta para incluirlo en el currículo nacional escolar”.
Asimismo, reiteró que desde la AAP también están dispuestos a trabajar de la mano con el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC). “Estamos a disposición del Gobierno para desarrollar campañas de seguridad vial ya que contamos con los técnicos y expertos de la materia”, acotó.
Es importante recalcar que dicho informe, es de acceso al público en general y estará disponible tanto para autoridades del sector, catedráticos, medios de comunicación, estudiantes, así como para toda la ciudadanía.
Algunos ejemplos de campañas de educación vial
La educación se suele dirigir hacia grupos de alumnos y por lo general en el entorno escolar, mientras que las campañas de comunicación desean a la larga provocar un cambio de conducta, suelen estar dirigidas hacia la ganancia de conocimientos sobre un problema de seguridad vial o hacia el cambio de actitudes respecto a un comportamiento en la vía en concreto, por ejemplo, el alcohol al volante o el exceso de velocidad. Así, una de las campañas más atractivas que la AAP ha identificado es la que se implementó en Bélgica, llamada BOB. Este esfuerzo comunicacional se viene realizando desde 1995 y ha tenido tan buena acogida que los demás estados miembros de la Unión Europea la han replicado o adaptado. Bob es el nombre de una persona que no consume bebidas alcohólicas cuando tiene que conducir y que deja a sus amigos sanos y salvos en sus casas. El objetivo es convencer a la gente de que no conduzca cuando bebe, y lo que se busca es que conducir luego de haber consumido bebidas alcohólicas sea socialmente inaceptable. Esta campaña presenta elementos permanentes (por ejemplo, la página web de Bob, la furgoneta de Bob, folletos, colgadores, camisetas) y elementos periódicos (por ejemplo, vallas publicitarias en carreteras y publicidad en TV y/o radio).
Chile, nuestro vecino país del sur, a través de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET) del Ministerio de Transportes puso en marcha la campaña “Manéjate por la vida”. Este esfuerzo comunicacional fue de carácter nacional y tuvo como principal objetivo a los jóvenes de 15 a 29 años, ya que se identificó que en dicho grupo los accidentes de tránsito constituyen la segunda causa de muerte; y a niños, debido a que son los que más fácilmente adoptan nuevas conductas. Bajo estos cuatro pilares: alcohol en la conducción; velocidad; uso adecuado de luces vehiculares y de elementos preventivos, se buscó abordar estas problemáticas a través de la prevención de forma positiva y cercana a los ciudadanos planteando campañas que se desarrollan dentro del programa.
Ambas campañas fueron muy bien valoradas ya que alrededor del 35% de las personas indican que han seguido las recomendaciones de Bob y alrededor de dos tercios de la población dicen conocer a alguien que “actúa como Bob”. Durante la campaña (información y control) el porcentaje de conductores que han bebido desciende a alrededor de 4%.