Lima, 27 de Mayo del 2022.-Contrariamente a lo que mucha gente piensa, el clima frío no tiene impacto sobre la prevalencia u origen de enfermedades reumáticas. Sin embargo, incrementa los dolores y molestias de las personas que sufren algún problema articular. Esto se debe a que las bajas temperaturas y la humedad hacen que los músculos estén contraídos y entumecidos provocando más contracturas y dolencias.
Para evitar recaídas en esta temporada, el doctor Óscar Chigne reumatólogo de la Clínica Ricardo Palma aconseja a estos pacientes seguir con el tratamiento prescrito por el especialista, abrigarse de manera adecuada, evitar cambios bruscos de temperatura y aplicar calor local en la zona afectada siempre que el dolor sea constante. Si las molestias persisten, se debe acudir al médico para evitar mayores complicaciones.
La osteoartrisis o artrosis se produce cuando el cartílago protector que amortigua los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo. Esto puede deberse a factores genéticos y ambientales, aunque en algunos casos está asociado a traumatismos previos o infecciones desencadenantes de osteoartritis secundaria.
Entre los factores ambientales que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad se encuentran: edad, sexo (más común en mujeres), sobrepeso, desempeño físico excesivo, ejercicio inadecuado o actividades laborales vinculadas a la sobrecarga articular. Aunque la artrosis puede dañar cualquier articulación por lo general afecta a rodillas, caderas, columna vertebral y manos.
Sus síntomas son dolor, rigidez, limitación funcional y deformidad. En ciertas articulaciones como en rodillas, las molestias y la falta de flexibilidad desaparecen inicialmente con los primeros pasos pudiendo surgir nuevamente tras caminar una distancia variable. Generalmente en sus inicios, el dolor cede poco a poco con reposo.
TIENE TRATAMIENTO
Al ser una enfermedad crónica no desaparecerá, pero puede controlarse efectivamente mediante tratamiento que consiste en disminuir el dolor, retrasar la evolución de la patología y mejorar la calidad funcional y de vida del paciente. En este contexto, existen alternativas terapéuticas bajo un enfoque de estrategia personalizada según sea el caso: medidas físicas (control de dieta y peso, actividad aeróbica, fisioterapia activa y pasiva, así como apoyo ortopédico). Además de, empleo de fármacos (analgésicos, antiinflamatorios, medicamentos de acción lenta llamados condroprotectores) y manejo quirúrgico reparador.
Para prevenir la osteoartritis se recomienda dos elementos importantes desde la infancia: dieta balanceada y actividad física regular, evitando el sobrepeso y disminuyendo las actividades que requieren un gran esfuerzo físico como cargar objetos pesados, sobre todo, si no se está físicamente preparado.