China, 17 de Marzo del 2022.- En total, hasta el 14 de Marzo, China inoculó a 1.234.540.000 de personas, con pauta completa, el 87,29% de los habitantes del país.
Para las inoculaciones se aplicaron, al menos, siete Vacunas aprobadas, hasta el momento, por las autoridades chinas —todas ellas, desarrolladas en el país—. Asimismo, varían en cuanto al número de dosis necesarias para completar la pauta de inoculación: las más utilizadas sitúan la cifra en dos, pero también las hay de una sola inyección o incluso de tres.
Con varias vacunas a su alcance y un exitoso plan de vacunación, desde noviembre del año pasado, las autoridades comenzaron a aplicar dosis de refuerzo a grupos de riesgo como ancianos o trabajadores aduaneros.
Sin embargo, especialistas internacionales cuestionan que China no haya aplicado Vacunas de ARNm que confieren una mejor protección que las que ha desarrollado localmente, como la Sinovac, que se basa en un virus inactivado atenuado (debilitado).
“Investigaciones recientes muestran que las vacunas chinas ofrecen una protección limitada contra ómicron, incluso a la hora de proteger a las personas de las complicaciones del covid severo y de la muerte. Eso quiere decir que esas vacunas no proveen de una inmunidad adecuada a una ciudadanía que carece de inmunidad natural por infección”, explicaron los doctores Ezekiel Emanuel, oncólogo y especialista en ética médica que asesoró al expresidente Barack Obama, y Osterholm, epidemiólogo de la Universidad de Minnesota, en un artículo en The New York Times.
Expertos señalan que una forma que tendría China para menguar su vulnerabilidad ante variantes más fuertes de la COVID-19, como ómicron o delta, sería autorizar el uso de vacunas de ARNm, que ofrecen una mayor protección que las actuales vacunas chinas. Sin embargo, esta posibilidad es considerada poco probable.
“China produce gran cantidad de vacunas y las distribuye a personas por todo el mundo, en muchos casos a países que de otra manera no tendrían acceso a ninguna otra vacuna, así que han ayudado a controlar el covid y a salvar vidas, pero la eficacia de las vacunas chinas es significativamente menor que las de ARNm”, señala Jin Dong-Yan, profesor de Virología Molecular de la Escuela de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Hong Kong, a la BBC.
“Las vacunas chinas ayudaron a la gente ha desarrollar alguna inmunidad contra el virus, lo que hasta cierto punto ayuda a reducir la enfermedad severa y la hospitalización, pero no es suficiente frente a ómicron o delta. Los expertos chinos saben esto y, en cierta medida, esa es la razón por la que se apegan a la política ‘cero covid’”, agrega Jin.
De otro lado, Jack Chow, profesor de la Universidad Carnegie Mellon y exsubdirector de la OMS, indica que China ve su oferta de vacunas como un medio para ejercer influencia en la escena internacional, usándola como “moneda diplomática”.
“Desde esa perspectiva, ellos se han negado a adoptar las vacunas de ARNm desarrolladas en Occidente porque no encajan en su necesidad de elevar su estatura y prestigio nacional”, detalló Chow.
Fallas de la tolerancia “cero covid” en China
Después de que otros países que aplicaban una política de tolerancia cero contra el coronavirus como Australia o Singapur relajasen su táctica, China es el único país que permanece aferrado a la llamada “estrategia dinámica de ‘cero covid’”.
Esta estrategia, efectiva para el Gobierno chino, evitó los contagios en el país, pero también impidió que entre sus habitantes se desarrolle la inmunidad natural que obtienen quienes se han infectado.
“En el resto del mundo la población adquiere inmunidad por dos vías: las vacunas y la infección natural, pero en China no ha habido infección natural”, señala Jin Dong-Yan.
Don-Yan apunta que el único brote importante de coronavirus que ha tenido esta nación ha sido el de Wuhan y que el resto han sido brotes pequeños, por lo que la población de ese país no cuenta con los anticuerpos que genera la infección.
Además, esta “estrategia cero covid” tiene un costo, tanto humano como económico para China y, en consecuencia, para el mundo.
Se han generado interrupciones en ciudades portuarias y áreas fronterizas, que enfrentan constantes confinamientos.
“China ha decidido minimizar o eliminar el virus del covid. El reto de conseguirlo en un país con un territorio tan grande y más de mil millones de habitantes se hace más difícil porque se trata de una potencia económica que comercia con todos los países del mundo, por lo que intentar conseguir este objetivo es muy costoso en términos económicos e, incluso, políticos porque en el largo plazo implica someter a la población a unos confinamientos que podrían generar descontento”, manifiesta Jack Chow.
Al mismo tiempo, comunidades confinadas han reclamado de la falta de acceso a alimentos y tratamiento médico.
En su reporte anual sobre los principales riesgos geopolíticos, la consultora Eurasia Group ubicó la política de “covid cero” de China como la principal amenaza global para 2022.
“China se encuentra en la situación más difícil debido a una política de cero covid que parecía increíblemente exitosa en 2020, pero ahora se trata de una lucha contra una variante mucho más transmisible con confinamientos más amplios y vacunas con eficacia limitada. Y la población prácticamente no tiene anticuerpos contra ómicron. Mantener el país cerrado durante dos años ha hecho que ahora sea más arriesgado volver a abrirlo”, señala el informe.
Ajustes de las políticas chinas contra la COVID-19
Un destacado científico chino dijo este mes que el país debe buscar coexistir con el virus. A su vez, el Gobierno anunció la introducción de pruebas rápidas de antígeno por primera vez, lo que permitiría hacer pruebas en casa y potencialmente aliviaría el control estatal sobre el manejo de la crisis sanitaria.
En tanto, Jin Dong-Yan cree que tomará tiempo para que China cambie la política de tolerancia cero contra la COVID-19, ya que ciudadanos y autoridades están acostumbrados a este enfoque que consideran exitoso, pero además porque temen las consecuencias negativas de un posible cambio.
El especialista destaca además que hay la posibilidad de que un cambio de política podría derivar en un colapso del sistema de salud chino.
“El colapso del sistema de salud sería, en realidad, un desastre mayor que la covid misma, como se pudo ver en Wuhan. Muchas de las muertes en realidad fueron causadas por ese colapso más que por la enfermedad”, asegura.
Actualmente, ya existe una preocupación con la capacidad del sistema sanitario del país y la eficacia de las vacunas locales.
“Lo preocupante es el grado de preparación del sistema de salud chino. Si tuvieran una arremetida de ómicron, ¿estarían preparados para lidiar con centenares de miles o millones de infecciones que podrían desbordar sus hospitales? Ese es un peligro muy real al que se enfrentan”, advierte Jin.
En un informe preliminar durante la sesión inaugural del Legislativo chino (Asamblea Nacional Popular, ANP), una de las cita políticas más importante del año, no se hizo mención sobre el futuro de la política de tolerancia cero a la COVID-19 que mantiene a China aislada del resto del mundo desde hace ya dos años, consigna EFE.
Al respecto, el epidemiólogo Zhang Wenhong agregó hoy que “no es el momento de debatir sobre la política de ‘cero covid’”, y que si China —que permanece desde hace dos años con las fronteras prácticamente cerradas y que exige una cuarentena mínima de 14 días a quien entre en su territorio— se abriese al extranjero, “aumentaría el número de casos en un período muy corto y el sistema médico nacional quedaría sobrecargado”, lo que causaría un “daño irreparable” a la sociedad.
En las últimas semanas, algunas voces en China habían dejado entrever un posible ajuste de la estricta estrategia, que implica restricciones de movimiento y pruebas masivas de PCR allá donde se detecta algún caso.
Según las cuentas oficiales, desde el inicio de la pandemia, se infectaron 111.520 personas en el país, entre las que 102.832 han logrado sanar y 4.636 fallecieron.
Fuente: EFE / AFP.