Es necesario que los pacientes sean supervisados por un oftalmólogo luego de haber superado la enfermedad
El ojo es uno de los órganos más importantes del ser humano por lo que hay que extremar sus cuidados y asegurarnos que funcione de forma correcta. Sin embargo, ocasionalmente un tratamiento seguido para salvar nuestra vida de la enfermedad del cáncer puede afectarlo severamente.
Se trata de los procedimientos oncológicos, como la quimioterapia, la radioterapia o la hormonoterapia, que pueden provocar secuelas y efectos secundarios a largo plazo en nuestra vista. Los daños, leves o severos, se pueden notar incluso un tiempo después de haber concluido los mismos y haber superado la enfermedad.
Sin embargo, la mayoría de ellos son transitorios, y los demás tienen solución a través de su detección a tiempo por lo que es importante la visita al oftalmólogo de forma constante. La oftalmóloga de los Consultorios Consalud Perú (ubicado en avenida Arenales 1912, oficina 501 – Lince), Nalia Entensa Guerra, recomienda que, ante estos casos, se debe consultar con el especialista ante el primer síntoma visual.
Según cuenta, los males más frecuentes son: cambio en la película lagrimal, lo que provoca irritación y ojo seco; alteraciones dermatológicas de la piel de los párpados y cejas como hiperpigmentación y eritema acral, así como caída de cejas y pestañas, conocida como madarosis.
La Doctora Nalia Entensa Guerra precisa, además, que los pacientes oncológicos pueden sufrir de lagrimeo o epifora por estenosis del punto lagrimal, también opacidades corneales, retinopatías tóxicas, maculopatía cristalineana tóxica, neuropatía óptica con el uso del tamoxifeno y cataratas siendo la más usual la subcapsular posterior.
Los exámenes preventivos recomendados a un paciente oncológico son la refracción biomicroscopia, una exploración diagnostica del ojo con un microscopio iluminado y que dispone de un sistema para observar diferentes franjas de las capas del ojo; y el fondo de ojo, una técnica indolora que permite observar, a través de la pupila, el interior del globo ocular y valorar todas sus estructuras (nervio óptico, mácula, retina y vasos).
Dos de las más habituales afecciones son el síndrome del ojo seco y la conjuntivitis. Para aliviar la primera se aconseja parpadear bastante, especialmente si se pasa mucho tiempo enfrente a un monitor. Además, las lentes de contacto pueden contribuir a la sequedad ocular, por tanto es preferible el uso de anteojos. En el caso de la segunda debe evitarse frotar los ojos.