El infarto ocular existe y es más frecuente de lo que se cree. Se produce cuando un coágulo o embolo se desprende de las cavidades del corazón y se desplaza a través del torrente sanguíneo hasta la arteria oftálmica. Este embolo impide en forma total o parcial el paso de la sangre en la retina, ocasionando una obstrucción en la arteria central de la misma.
El paciente puede experimentar pérdida súbita de la visión en un solo ojo, visualización de manchas o especie de arañas que se mueven por doquier, disminución de la visión (solo ve la mitad del campo visual), dolor de cabeza intenso con alteraciones de la visión, enrojecimiento de los ojos, fotofobia o hemorragias oculares sin motivo aparante.
En esta línea, la oftalmóloga Verónica Talavera, de la Clínica Ricardo Palma, explica que para prevenir el infarto ocular es importante cuidar la salud cardiovascular. La mayoría de las veces se produce por una hipertensión arterial mal controlada, aunque algunas ocasiones se manifiestan por factores genéticos.
“Es importante tener un estilo de vida saludable, seguir una dieta balanceada, realizar ejercicios de manera regular y evitar fumar”, indica la especialista tras señalar que estos hábitos disminuyen considerablemente el riesgo de sufrir esta emergencia oftalmológica.
AYUDA INMEDIATA
Si el paciente presenta pérdida de vista en forma repentina debe acudir de emergencia al oftalmólogo para recibir un tratamiento adecuado, a fin de recuperar en la medida de lo posible la visión. De lo contrario, puede tener consecuencias graves e irreversibles.
Para realizar una pronta diagnosis, el especialista realizará un examen de fondo de ojo, tomografía de coherencia óptica, fotografía del fondo de ojo, angiofluoresceinografía. Además, solicitará una evaluación cardiovascular con ecodoppler o ecocardiografía.
TRATAMIENTOS
Son de diversas clases, dependiendo del tipo de infarto ocular. Por ejemplo, la neuropatía óptica isquémica se trata con corticoides y puede que la visión regrese después de algunas semanas, aunque algo limitada. Mientras que, en la trombosis de vena central de la retina los tratamientos suelen repetirse varias veces y se conserva en algo de visión.
Las complicaciones más frecuentes de esta patología son:
Cabe indicar que, el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular se incrementa después de sufrir un infarto al ojo, después de las primeras semanas.