Científicos del mundo ya habían luchado contra familia del Coronavirus la década pasada
La velocidad con la que se obtuvieron las vacunas para el nuevo Coronavirus ha despertado muchas teorías sin valor científico que son difundidas en todo el mundo por movimientos antivacunas.
Lo que se olvida, sostienen expertos, es que la ciencia ya tenía un camino andado al haberse enfrentado en el 2003 a la primera versión de este mismo virus, por lo cual esta vez la carrera no comenzó de cero.
“Es posible que el público no sepa o no aprecie algunas cosas importantes previas a esta pandemia. En primer lugar, hay que recordar que en el año 2003 ocurrió la epidemia del SARS-CoV-1. Eso fue en China, afectando varios países, pero felizmente no explosionó como lo ha hecho ahora el SARS-CoV-2 o Covid-19”, detalló a la agencia Andina Sergio Recuenco, médico epidemiólogo de la Universidad Mayor de San Marcos.
Esta primera epidemia fue notificada en noviembre de 2002 y rápidamente se extendió a 26 países del sudeste asiático. Causó más de 8.000 casos confirmados y 774 muertos. Pero se le controló con las mismas medidas que todos conocemos ahora, orientadas a romper la cadena de contagios de persona a persona.
“El coronavirus que ahora tenemos es de la misma familia. Durante la epidemia del 2003 empezó el desarrollo de vacunas, es decir, 18 años atrás. Se hicieron muchos estudios, pero como la pandemia cesó, la vacuna no se llegó a producir, pero se tuvieron algunas candidatas a vacunas”.
Gran desarrollo molecular
El docente universitario comentó que a esto se suma que el mundo enfrentó una epidemia de ébola entre los años 2014 y 2016, una infección altamente contagiosa y mortal, que impulsó nuevamente al desarrollo de vacunas, un campo que está en constante evolución.
“Hemos tenido muchas investigaciones en plataformas repartidas por el mundo. Hay algunas vacunas cultivadas, que son parte de una tecnología conocida y clásica, pero también las hay recombinadas con adenovirus (las más avanzadas), como la rusa y la Oxford. Hay que decir que estas tecnologías no las han inventado ahora, estaban en desarrollo desde hace algunos años, para otras enfermedades, pero a raíz de la pandemia se vio la posibilidad de aplicarlas para el desarrollo antígenos contra el coronavirus”.
A esto se suma, detalló el experto, que la tecnología molecular ha avanzado tantísimo en los últimos años que se ha podido tener secuencias genéticas completas de muchos seres vivos en poco tiempo, algo que antes tomaba muchos años.
“Gracias a toda la tecnología hemos podido conocer la secuencia genética del Covid-19 en tiempo récord. Además, la secuencia genética del nuevo coronavirus se publicó internacionalmente (Enero 2020) para que cualquier científico del mundo pueda elaborar una vacuna y conocer mejor esta enfermedad”.
Inversión sin precedentes
Todos estos elementos, afirma el experto, explican cómo se han podido desarrollar tantas vacunas en menos de un año y empezar ya mismo con los ensayos.
“No debemos olvidar tampoco que cuando recién estaba iniciándose la pandemia, la urgencia de una vacuna era tan grande que se dieron muchas donaciones de cantidades enormes de dinero para investigación. Se hablaba de centros que accedían a 400 o a 800 millones de dólares para el desarrollo de vacunas, algo no visto antes”.
Reconoce que el gran número de muertes en diversas partes del mundo, no solo en Asia, y tener paralizada la economía global fueron gatilladores también de la inversión sin precedentes para controlar esta infección.
El doctor en salud pública destacó que, sin la tecnología que ahora se conoce, pero sobre todo sin una mirada científica común y simultanea esto no podría haberse logrado.
“Esto es resultado de un gran esfuerzo, de tecnología y plataformas que ya existían y que se han dedicado de manera intensa hacia el Covid-19. Por eso tenemos una cantidad numerosa de vacunas y ya varias aprobadas en tiempo récord”.
¿Y los chips?
El experto pidió dejar atrás la idea de que “esto ya lo tenían preparado”, y que se trata de una pandemia desarrollada en un laboratorio con el objetivo de controlar el mundo, porque no es cierto.
Además, refirió, es humanamente imposible colocar un chip o dispositivo tecnológico dentro de una vacuna para luego inocularlo en el cuerpo.
“Lo alcanzado con las vacunas es producto de una transferencia tecnológica en tiempo real, en la medida de la aparición de todos estos eventos. La ciencia tenía los conocimientos a la mano y los ha usado en esta pandemia de una manera intensa y vemos los resultados”, agregó.