Minkowski se alternaba como batuta y narrador omnisciente en ese ‘the very best of Mitridate’ que reabrió el Gran Teatre
No estaba claro cómo se iban a tomar ayer los cantantes del Mitridate, re di Ponto de Mozart con que reabría ayer el Liceu la idea de interpretar esta ópera seria dos veces en un mismo día. Tanto ellos como Les musiciens du Louvre y su director, Marc Minkowski, iban a tener apenas un par de horitas de descanso entre ambas sesiones.
Pero a juzgar por el modo en que el tenor Michael Spyres –gran especialista en papeles incantables como el del monarca que se enfrentaba a los romanos y que da título a la obra– bromeaba al respecto momentos antes desde su cuenta de Instagram, todos lo asumían con gran sentido del humor…
“¡Haz algo que jamás se había hecho antes! ¡Canta dos Mitridate uno después de otro!”, publicaba en un post junto a un selfie en el que hacía una mueca de divertida consternación. Para él y sus colegas, Barcelona era la última parada de una gira europea en versión concierto que dará lugar a un CD de Warner Classics, a publicar en octubre de 2021.
Afrontando el reto con humor
“¡Haz algo que jamás se había hecho antes! ¡Canta dos Mitridate uno después de otros!”, publicaba en un post el tenor Michael Spyres
Y como actuar se ha convertido en un lujo, nadie se quejaba. Al contrario, todos le daban al like del Instagram, agradecidos al Liceu por haber inventado lo nunca visto con tal de no dejar a ningún espectador en la calle. Es lo que sucede cuando tienes mil entradas vendidas pero las restricciones por motivos sanitarios solo te permiten meter quinientas personas por función.
En todo caso, tanto Spyres –que sustituía a Pene Pati por problemas de movilidad con la pandemia– como Elsa Dreisig, Julie Fuchs o Paul-Antoine Bénos-Dijan –que sustituía a su vez a Jakub Józef Orlinski– no iban a cantar entero este Mozart prodigioso que dura casi tres horas. Minkowski se avino a dejarlo en la mitad, recortando todos los recitativos de manera que fuera factible hacer la ópera dos veces en un día…
“¡Bienvenidos a The very best of Mitridate!”, exclamó exultante desde el podio tras haber puesto al público en contexto de la trama… Maestro indiscutible del repertorio barroco, ayer parecía estar en su salsa teniendo que dirigirse al público para contarle entre aria y aria y en un francés desenfadado qué les iba sucediendo a los personajes.
“El rey podría haber muerto luchando contra los romanos, pero tal vez no. Y su amada Aspasia, a la que ha dejado al cuidado de sus hijos, se ha enamorado de uno de ellos, Sifare, mientras que el primogénito, Farnace, que odia al padre, uy si le odia, está ahora además rivalizando con su hermano pues también ama a Aspasia… muy mal asunto…”, decía riendo por debajo de la nariz.
Pocas funciones de una ópera en concierto han resultado tan lujosas como las de ayer en el Gran Teatre, a caballo entre la comicidad de su propio director musical, que acertaba en el modo de explicar un argumento en el fondo irrelevante (aunque basado en la tragedia de Racine de 1673), y la excelencia de su elenco.
Rompía el hielo la soprano mozartiana francesa Julie Fusch, glamourosa con un aria espectacular en la que deja claro que es la prima donna, pues la pieza extremadamente difícil precisa de una técnica refinada. Mozart, que tenía 14 años cuando la escribió por encargo del Duque de Milano y para inaugurar la temporada del Teatro Ducale, no había desarrollado todavía sus dotes de compositor de voces, las trata como un instrumento.
El público liceísta que se concentraba sobre todo en la parte frontal de la platea con un asiento vacío entre medias, disfrutó como nunca de la esencia musical mozartiana servida, como señaló Minkowski, al estilo Netflix. El auténtico futuro de la ópera.
Fuente: La Vanguardia.