Normalmente el Gobierno chino se reserva las Navidades, una época en la que suele haber menos diplomáticos y periodistas extranjeros en el país, para comunicar la detención de algún disidente o su condena a prisión.
Pero este año, la noticia sorpresa saltó al terreno de la economía al anunciarse que la Administración Estatal para la Regulación del Mercado está investigando al gigante del comercio electrónico chino Alibaba por supuestas prácticas monopolísticas. Al parecer, las pesquisas sobre esta “conducta monopolística” se centran en la imposición de acuerdos de negocio exclusivo, que fuerzan a los mayoristas a elegir una sola plataforma en la que poner a la venta sus productos, lo que les impide ofrecerlos en otras plataformas rivales.
El anuncio provocó el desplome inmediato de las acciones de la compañía en el parquet de Hong Kong, donde cerró con una pérdida del 8,1%, aunque en algún momento llegó a caer un 8,9%..
Además, el Banco Central Chino y tres instituciones regulatorias anunciaron que comenzarán una ronda de conversaciones con los responsables de Ant Group, filial de Alibaba y la mayor fintech del mundo, sobre cómo la firma debe implementar “los requisitos relativos a la supervisión financiera, a la competencia justa y la protección de los derechos e intereses legítimos de los consumidores”. Tras el aviso, Ant se comprometió en un comunicado a “estudiar y cumplir estrictamente” con todos los requisitos. La noticia supone el último revés para la fintech, a la que las autoridades regulatorias, preocupadas por sus servicios de microcréditos, le vetaron en el último minuto salir a bolsa en noviembre y recaudar unos 27.000 millones de euros. Desde entonces, las autoridades chinas han introducido nuevas y más estrictas reglas antimonopolio en el sector tecnológico, lo que ha provocado una disminución de un 17% –unos 115.000 millones de euros– del valor de mercado de Alibaba.
Desde hace tiempo, gigantes tecnológicos made in China como Alibaba o Tencent –valoradas en más de 700.000 millones de dólares cada una– se enfrentan a un mayor escrutinio. El motivo es que a las autoridades chinas les preocupa su creciente tamaño y poder, ya que ambas acumulan cientos de millones de usuarios cada una y mantienen una gran influencia sobre la vida diaria de la población china, incluidas las compras online, los pagos electrónicos o la solicitud de microcréditos.
El pasado 14 de diciembre, el regulador del mercado chino anunció la imposición de multas por valor de unos 62.600 euros a cada una de ellas por no cumplir con los procedimientos antimonopolio en la adquisición de otras empresas. Según apuntaron, estos conglomerados no informaron correctamente de las operaciones, que comportaban una concentración de actores del mercado en determinados sectores, para su aprobación por parte de las autoridades.
El anuncio de la investigación también parece confirmar la caída en desgracia de Jack Ma, el flamante multimillonario que cofundó hace un par de décadas Alibaba en un apartamento y lo convirtió en el gigante que es hoy. Aclamado en su día como impulsor del desarrollo tecnológico y la prosperidad económica del país, este exprofesor de inglés es visto con recelo por algunos mandamases dado el poder que ha acumulado y algunas de sus declaraciones, no siempre acorde con la línea oficial del Partido Comunista.
El último de esos desencuentros se fraguó durante una conferencia celebrada unos días antes de la fecha prevista para la salida a bolsa de Ant. Durante su alocución, Ma tachó las normativas financieras del país de obsoletas y demasiado reacias a tomar riesgos. Además, acusó a los bancos tradicionales de estar dirigidos como “casas de empeño” y señaló que las decisiones crediticias del futuro estarán basadas en macrodatos e historiales de crédito, y no en garantías como los avales, lo que a buen seguro hizo sonar más de una alarma entre los reguladores.
“El Partido Comunista está tratando de dejar claro que Ma no es más grande que el partido”, declaró recientemente Rana Mitter, especialista en China de la Universidad de Oxford, a Bloomberg. Aun así, cree que las autoridades están interesadas en “demostrar que China es buen lugar para hacer negocios (…) y que los empresarios pueden tener éxito”, por lo que cree que la campaña contra Ma podría ser más suave que las emprendidas contra otras figuras públicas.
Tras conocer la apertura de la investigación, Alibaba emitió un corto comunicado en el que dijo que “cooperará activamente con los reguladores en la investigación” y que mientras tanto seguirá operando con normalidad.
Fuente: La Vanguardia del 25.12.2020