El subsecretario de Interior, Juan Francisco Galli, informó de que una persona fue herida de bala en Pedro Aguirre Cerda, en la periferia de Santiago, durante un ataque a un vehículo policial y murió después en el hospital, un incidente que aún está “bajo investigación”.
“Avanzada la noche ya no hubo manifestaciones, ya no quedaban personas en Plaza Italia, pero se mantuvieron hechos graves de violencia”, indicó Galli. Del total de los detenidos, 287 fueron arrestados en Santiago, entre ellos un militar de la Armada que, según la institución, “se encontraba en su día libre” cuando fue apresado tras participar en desmanes.
También se registraron una veintena de saqueos, daños a medio centenar de vehículos policiales y un total de 116 agentes resultaron heridos, seis de ellos de gravedad, según el balance oficial. “No se puede ser ambiguo con esa violencia. Cuando se es ambiguo con la violencia, se permite que ésta sea usada como excusa para demandas legítimas”, agregó el subsecretario.
El primer santuario en arder fue la Iglesia San Francisco de Borja, usado regularmente por el cuerpo policial de Carabineros para ceremonias institucionales, y horas más tarde fue la Iglesia de la Asunción, una de las más antiguas de la capital, con más de un siglo y medio de antigüedad.
Las imágenes de la cúpula de este último templo en llamas desplomándose, entre aplausos y vítores de un grupo de manifestantes, se viralizaron por las redes sociales y fueron replicadas por medios de todo el mundo. Los templos incendiados se encuentran en los alrededores de Plaza Italia, el epicentro de la ola de protestas que estallaron hace justo un año y que este domingo fue escenario de una de las concentraciones más masivas en lo que va de año.
Los desmanes, que comenzaron cuando cayó la tarde y se extendieron a otra ciudades como Antofagasta, Concepción, Valparaíso y Viña del Mar, ensombrecieron una jornada que transcurrió desde temprano y durante horas en un ambiente muy festivo y familiar, con decenas de miles de personas blandiendo banderas y pancartas a favor de una mayor igualdad social.
El 18 de octubre del año pasado estallaron en Chile las revueltas más graves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos, y que estuvieron algunos meses suspendidas por la pandemia.
El aniversario tuvo lugar una semana antes de que 14,5 millones de chilenos decidan en un histórico plebiscito -acordado por las fuerzas políticas para descomprimir la crisis- si quieren reemplazar la actual Constitución, heredada de la dictadura.