En esta época de pandemia los padres de familia son los mejores detectives en observar el comportamiento de sus hijos cuando se trata de su seguridad. Conocer los hábitos y las exposiciones de los menores.
Para Julio Cachay, infectólogo de la Clínica Ricardo Palma, los síntomas habituales de los menores son cuadros febriles, infecciones respiratorias agudas y diarreas, además de cansancio, decaimiento, escalofríos, inapetencia, dolor muscular, entre otros. Los papás con niños con dificultad para respirar, tos, dolor de garganta o que simplemente no se sientan bien deben consultar de inmediato con el médico.
“Los menores deben recibir atención médica rápida a fin de recibir un tratamiento oportuno y disminuir el riesgo de complicaciones. Los padres deben actuar rápido. El tratamiento de COVID-19 para un niño es similar a la de un adulto”, explica el especialista.
Según Cachay, en el caso de los niños se recomendaría hacerle una prueba molecular para un diagnóstico precoz, esta prueba permite identificar la enfermedad en los primeros 5 días de incubación del virus. En cambio, las pruebas rápidas recién salen reactivas o positivas después de 10 a 14 días de iniciada la infección.
Es decir, prácticamente cuando ya está saliendo de la enfermedad. “Mientras salen los resultados de la prueba el niño debe mantenerse aislado, usar mascarilla de manera permanente, tener un cuarto y baño propio (de preferencia) y tener contacto solo con su cuidador, quien debe usar barbijo y respetar el distanciamiento físico de dos metros”, agregó.