Roma, may. 27.
El momento de las despedidas, de las lágrimas porque no se volverá a ver a muchos compañeros y profesores el próximo curso, de la alegría porque se acabaron las lecciones: es el último día del “cole” que Italia, con las escuelas cerradas definitivamente hasta septiembre, intenta realizar a pesar de la pandemia.
La viceministra de Educación italiana, Anna Ascani, propuso hace unos días la apertura de los colegios para que, al menos, los alumnos de los últimos años de cada ciclo pudieran reencontrarse con sus compañeros y sus profesores y despedirse con una gran fiesta, pero manteniendo las distancias.
Pero el Comité Técnico Científico instituido por el Gobierno rechazó esta posibilidad diciendo que era imposible la reapertura de los colegios para esa ocasión. La iniciativa contaba ya con el apoyo de muchos directores de centros y de asociaciones de padres para que los niños pudieran volver a socializar, al menos un día, con sus compañeros tras casi tres meses de cierre de los colegios.
El coordinador del Comité, Agostino Miozzo, explicó que “sería difícil manejar la distancia entre jóvenes y muy jóvenes en un momento en que aún existe el contagio”.
Pero la viceministra Ascani no se ha rendido y reiteró que si el Comité Científico Técnico no considera lo suficientemente seguro reunir a los estudiantes de las clases terminales en pequeños grupos en las escuelas, se trabajará con las autoridades y territorios locales para permitirles hacerlo al aire libre o en otros lugares que puedan ser adecuados.
“Todo esto debe hacerse de forma segura, de forma voluntaria para los estudiantes y las familias y protegiendo la responsabilidad de cada uno. Identificaremos espacios y métodos adecuados”, añadió. Su propuesta, por lo tanto, sigue siendo valida y se esperará una solución por parte del Comité de Técnicos y de los directores de colegios y las regiones.
“Al principio, el Comité también había negado la posibilidad de campamentos de verano y luego, con razón, cambió de opinión”, señaló Ascani.
“No es un gesto meramente simbólico, es una cuestión de concluir el curso, que este año se ha puesto a prueba particularmente, dando la posibilidad a los niños que, debido al encierro, han sufrido la falta de escuela y de las relaciones que dependen de ella, para volver a la normalidad durante al menos un día, encontrándose y recuperando por una última vez, antes de un nuevo comienzo, sus vínculos”, añadió la viceministra.
Es tradición en Italia que los niños que terminan un ciclo de estudios terminen el colegio con fiestas y sobre todo tirándose cubos y globos de agua para celebrar el final del colegio.