La pandemia mundial de COVID-19 afecta y afectará nuestras vidas para siempre. Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus como pandemia, la forma en que se trabaja en todo el mundo y, por supuesto, en la Argentina cambió de manera radical. Antes de la irrupción del COVID-19, eran muy pocas las empresas que tenían incorporado el teletrabajo. Hoy, no quedó otra alternativa.
El temor y la ansiedad con respecto a una enfermedad pueden ser agobiantes y generar emociones fuertes, tanto en adultos como en niños. Los padres están experimentando un cambio repentino en sus vidas y rutinas, mientras tratan de equilibrar a los niños que están en casa a tiempo completo con el trabajo, las tareas domésticas y las preocupaciones de salud, las preocupaciones financieras y el cuidado de los miembros vulnerables de la familia. Mientras tanto, los niños, niñas y adolescentes no están exentos a esta situación y pueden ser vulnerables a sentimientos de ansiedad, estrés y tristeza.
Con el objetivo de brindar soporte y herramientas para afrontar la situación actual de aislamiento social que viven los argentinos y, así, fortalecer la capacidad de resiliencia de las personas, Infobae, Facebook, Instagram, Fundación INECO y UNICEF se unieron para presentar la campaña #EnCasaconSalud, una iniciativa para promover el bienestar emocional durante la cuarentena que afecta a millones de personas por la pandemia del COVID-19.
Según el doctor Fernando Torrente, licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), doctorado académico en Medicina en la Universidad Favaloro y director del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO, “la salud mental se ha convertido en una variable fundamental de este escenario impensado. El temor a la enfermedad y sus consecuencias, y las medidas de aislamiento impactan en nuestra salud emocional de manera creciente. Al mismo tiempo, la salud emocional es clave para sostener nuestros cuidados generales, tomar decisiones adecuadas y llevar adelante nuestras vidas en un contexto adverso prolongado”.
Antes de la irrupción del coronavirus, el 65% de las empresas no tenía empleados haciendo teletrabajo, mientras que hoy el 42% tiene a más de la mitad de su personal trabajando de manera remota. Los datos surgen de una encuesta realizada por la IAE Business School de la Universidad Austral entre gerentes y directores de recursos humanos de 111 empresas sobre cuáles son sus aprendizajes y sus preocupaciones frente al avance del COVID-19 en el país.
Cuando se les consultó a los encuestados qué cantidad de empleados realizaban “home office” al menos 3 veces semanales antes del brote de coronavirus, el 65% de los encuestados indicó que ninguno de sus empleados lo hacía, el 25% indicó algunos, el 7% todos y el 3% la mayoría. Hoy, de ese 65%, un 42% tiene a más de la mitad de la nómina trabajando de manera remota.
El trabajo remoto despierta amores y odios. Para muchos una opción que permite optimizar el tiempo, aumentar la productividad y permitir un balance entre la vida personal y laboral, para otros un espacio de caos y poco rendimiento. Para Andrea Abadi, psiquiatra infanto juvenil, especializada en el diagnóstico y tratamiento de niños y adolescentes con trastornos en el manejo de la conducta y dificultades académicas, “el teletrabajo tal vez sea en sí mismo una de las ventajas mas interesantes que nos trajo el aislamiento, y al mismo tiempo una gran amenaza”.
“En lo posible, es ideal armar un espacio propio laboral con lo que uno necesita y en paralelo uno de estudio para los chicos, tener agendas a mano y pegar calendarios en la heladera con los horarios de clase cada semana, y si se puede, en base a la rutina del niño, armar nuestro horario de teletrabajo”, explicó consultada por este medio la especialista.
La situación se siente imposible para hogares con dos padres donde ambos socios pueden trabajar desde casa, y se vuelve exponencialmente más difícil para padres solteros, niños con necesidades especiales y padres que tienen que trabajar fuera del hogar. Agregue preocupaciones financieras, falta de tecnología adecuada para el aprendizaje a distancia en línea y desafíos logísticos como comprar comestibles y administrar el tiempo fuera mientras nos distanciamos socialmente, y puede resultar particularmente estresante.
Incluso sin una pandemia, puede ser difícil equilibrar la crianza de los hijos con ser productivo en el trabajo. Las personas confían en las tan preciadas horas que los hijos pasan en la escuela o en la guardería para hacer las cosas. Pero ahora que la mayoría de las personas se vieron obligadas a trabajar desde casa, esa estructura debió reinventarse. Y si bien como con en la mayoría de los desafíos de la crianza de los hijos, no existe una solución perfecta, los expertos coinciden en algunas recomendaciones.
Para muchos, el home office es un gran desafío. Por eso, los especialistas aseguran que para adaptarse de la mejor manera es aconsejable hacer una lista de actividades del día, organizar la rutina y ambiente de trabajo, reservar horas para trabajar y otras para jugar, y distraer a los niños con actividades o estudios que puedan hacer solos.
“Para trabajar desde casa debemos respetar horarios y días de la semana, no debemos permanecer conectados de lunes a lunes, ni estar respondiendo mensajes de la oficina a las diez de la noche. Para hacerlo eficazmente, debemos organizarnos y no dejar que el paso del tiempo en cuarentena nos lleve a trabajar sin parar en forma desordenada”, advirtió Abadi. Y continuó: “La salud mental de niños, adolescentes y adultos es un factor fundamental a tener en cuenta en este período. Estamos atravesando una situación inédita en el mundo, que a nuestro país, por cuestiones de calendario ‘aterrizó’ cuando recién los niños comenzaban su rutina escolar. La manera en que nos cuidemos, será lo que nos permita salir de la cuarentena más fuertes (o no) como sociedad”.
Al otro lado del espectro de edad están los adolescentes, muchos de los cuales estaban probando por primera vez la independencia y ahora están unidos a las personas con las que menos quieren estar en esta etapa de la vida: sus padres. Para hacer que esta situación sea lo más sostenible posible, comunicarse ellos, establecer expectativas realistas y aceptar que es inevitable que pasen más tiempo frente a la pantalla ayudará a aliviar un poco la carga.
Con una casa llena de niños y padres que trabajan, es importante ser realista sobre la situación laboral y la fuerza de voluntad que se necesitará para tener éxito, y eso significa tomarse el tiempo para explicar lo que está sucediendo.
La programación es vital, pero cuando se trata de establecer horarios, es fundamental no intentar imitar un día normal en la oficina; es importante reconocer que la situación ha cambiado. En cambio, crear un plan diario para toda la familia que incluya horarios de trabajo y escuela, y hacerlo fácilmente visible para todos, les permite saber lo que pueden esperar en este nuevo entorno donde todo se siente un poco diferente.
Según la licenciada María Fernanda Giralt Font, subdirectora del Departamento de Psicoterapia de INECO, “a la hora de organizar una nueva rutina en este contexto, será muy importante tener en cuenta los distintos valores personales y familiares, para que ninguno de ellos quede afuera a la hora de organizar las actividades y tareas diarias y semanales”.
“Para que la rutina de cuarentena sea equilibrada, sería saludable que incluya actividades que con la flexibilidad mencionada, contemplen un cierto balance ocupacional entre el tiempo de ocio, el tiempo de trabajo o estudio, y el tiempo de llevar adelante hábitos saludables”, sostuvo Giralt Font en diálogo con Infobae.
Con las escuelas y oficinas cerradas, los padres pueden descubrir que su lista de tareas ha subido, no bajado. Algunos se adaptarán a trabajar desde casa por primera vez, con el estrés y los problemas tecnológicos que eso puede traer. Muchos estarán navegando en su primer intento de educación en el hogar, así como monitoreando los titulares de los últimos desarrollos, preocupándose por sus familiares y descubriendo la mejor manera de mantener los armarios de la cocina abastecidos.
Sin embargo, demasiada multitarea, como tratar de trabajar y supervisar la tarea al mismo tiempo, puede reducir la capacidad de una persona para concentrarse en una tarea específica. Crear ventanas para la productividad es una opción; si ambos padres están trabajando, dividan el día en bloques que le den espacio a uno de los padres a la vez. La asignación de tiempo a cada persona para concentrarse únicamente en el trabajo garantiza que todos realicen las tareas clave sin resentimiento.
“Tal vez al final de esto, descubramos que como familias salimos más fuertes y más tolerantes con las dificultades de cada uno, y como sociedad hayamos aprendido que lo fundamental es seguir invirtiendo en la educación y el trabajo para que cada vez mas jóvenes se dediquen a investigar los posibles desafíos que le espera a la humanidad”, concluyó Abadi.
#EnCasaconSalud