La epidemia de coronavirus gana terreno cada día en EE.UU., aunque aparecen por fin los indicios de que lo peor, el crecimiento exponencial de casos que amenaza con saturar la infraestructura hospitalaria, podría haber pasado. La primera potencia mundial ya pasa del medio millón de casos confirmados. EE.UU. acumula casi un tercio de los contagios contabilizados en todo el mundo, según el recuento global que actualiza la Universidad Johns Hopkins.
Además, de acuerdo con este mismo centro, el país es también ya el primer país del mundo en registrar un aumento de más de 2.000 muertes por coronavirus en un solo día. En concreto, se contabilizaron 2.108 fallecidos en 24 horas.
El epicentro de la crisis sigue en el estado de Nueva York, que ayer sobrepasaba los 170.000 contagios. Los 19,5 millones de personas en su territorio suponen el 0,25% de la población mundial, pero acumula más del 10% de los contagios de esta pandemia.
Ayer, Nueva York sumaba más de diez mil nuevos casos y 777 fallecidos en un día. Sin embargo, las perspectivas empiezan a ser esperanzadoras. El aumento del número de hospitalizaciones e ingresos en UCI -la variable que hay que controlar para que no se desborden los hospitales y se multipliquen los fallecimientos- parece estancarse. De hecho, cayó el número de pacientes en UCI (por la mínima, 17 ingresados en terapia intensiva menos que en la víspera), la primera vez que ocurre desde el principio de la crisis.
«Somos cautelosamente optimistas, estamos ralentizando la tasa de infección», aseguró ayer en su rueda de prensa diaria el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Las proyecciones de los modelos estadísticos que manejaba su administración parece que no se van a cumplir: eran escenarios en los que Nueva York necesitaría cerca de 140.000 camas de hospital y entre 30.000 y 40.000 ventiladores para los casos más graves, un nivel de infraestructura hospitalaria muy difícil de alcanzar. «Parece que la curva finalmente va a ser mucho más baja», se felicitó, aunque insistió en que la contención de la epidemia tiene que ver con el cumplimiento del distanciamiento físico.
El optimismo sobre el principal foco mundial de la pandemia llegó hasta la Casa Blanca. Deborah Birx, la doctora que forma parte del grupo de trabajo de la Administración de Donald Trump, aseguró ayer que por primera vez desde el comienzo de la crisis empieza a advertir una corrección de la curva de contagios. «Por primera vez en EE.UU. estamos viendo una nivelación como la que tuvo Italia hace una semana aproximadamente», dijo la experta. «Eso nos da esperanzas de que ocurra ese cambio, y no solo en zonas específicas».
Trump ha mantenido una posición ambivalente en la tensión entre establecer medidas restrictivas para evitar la expansión de la epidemia y la necesidad de volver a poner en marcha el país para recuperar una economía que se desploma (y que amenaza con afectar su reelección, que se decide el próximo noviembre). Cuando la epidemia estaba en pleno crecimiento, aseguró que pondría al país «en marcha» para este mismo domingo, un objetivo irrealizable que ha tenido que trastocar. En los últimos días, trata de conjugar ambos objetivos y repite que hace todo lo posible para vencer la epidemia pero, al mismo tiempo, asegura que la economía se «reabrirá muy muy pronto».
Algunas voces en su Administración presionan para que lo segundo se acelere. Su secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, aseguró el jueves que es posible que el país esté listo para reactivarse el próximo mes de mayo. Su fiscal general, William Barr, calificó las restricciones a la ciudadanía y a los negocios en la mayoría de los estados de «draconianas» y apoyó que se revisen ese mismo mes.
«Quien puede decidir cuándo es apropiado abrir el país es el virus», sentenció la autoridad médica de EE.UU. en enfermedades infecciosas, Anthony Fauci, un rostro conocido para los estadounidenses por sus apariciones en las ruedas de prensa de Trump. En la de ayer, insistió en que, a pesar de los avances contra la epidemia, no es momento de pensar «en dar marcha atrás de ninguna forma» contra las medidas de mitigación. Birx añadió que, aunque se progresa, EE.UU. todavía no ha llegado al pico de contagios.
Trump se felicitó de que las proyecciones apuntan ahora a un cifra de víctimas mucho menor de lo esperada en un principio. Los modelos hablaban de un total de entre 100.000 y 140.000 víctimas y ahora lo dejan en torno a las 60.000. El presidente de EE.UU. se felicitó por los progresos de Nueva York y por la estabilización de otros focos calientes de la epidemia, como las áreas metropolitanas de Detroit y Nueva Orleans.