Al menos 27 personas han muerto y otras 55 han sido heridas este viernes en Afganistán en un atentado atribuido al Estado Islámico durante un acto de homenaje a un político hazara —una minoría del país que profesa el islam chií— en el que participaba el primer ministro, Abdullah Abdullah, según han informado las autoridades. Es el primer atentado registrado en la capital después del acuerdo alcanzado el 29 de febrero entre los talibanes y Estados Unidos para la retirada de las tropas internacionales en Afganistán. Según Reuters, la rama local del Estado Islámico ha asumido la responsabilidad del ataque a través de Amaq, el medio de comunicación de los terroristas.
El jefe del Alto Consejo para la Paz, Mohamed Karim Jalili, que estaba dando su discurso cuando han comenzado los disparos, ha confirmado en una entrevista con la cadena de televisión local Tolo News que el ataque ha acabado con la vida de al menos 27 personas, entre los que hay mujeres y niños. Un reportero de la cadena ha asegurado que el primer ministro afgano ha abandonado el acto y que el ataque ha comenzado con disparos realizados desde un edificio en construcción cercano al lugar de la ceremonia.
El acto que ha sido atacado era una ceremonia en memoria de Abdul Alí Mazari, un líder político hazara que fue secuestrado y asesinado por los talibanes en 1995. La minoría hazara, formada por cerca de tres millones de personas nativas de las zonas centrales del país, se ha convertido en los últimos años en el objetivo de grupos extremistas del islam suní. La franquicia local del Estado Islámico, en sus intentos de reavivar las tensiones entre musulmanes suníes y chiíes, ha protagonizado diversos atentados en el pasado contra esta comunidad que conforma el 15% de la población afgana. De hecho, el grupo yihadista se atribuyó un atentado contra esta misma ceremonia el año pasado, dejando 11 fallecidos y un centenar de heridos. También se encontraba allí Abdullah, que consiguió igualmente escapar del ataque.
El ataque se ha registrado cuando estaba dando su discurso el jefe del Alto Consejo para la Paz de Afganistán. Nasrat Rahimi, portavoz del Ministerio del Interior, ha confirmado el ataque y ha dicho que todos los altos cargos y líderes políticos han sido trasladados a “un lugar seguro”. “La Policía Nacional y unidades especiales de la Policía se han desplegado en la zona”, ha explicado Rahimi, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
El portavoz de Abdullah, Fridoon Jawazoon, ha contado que Abdullah ha sido evacuado de forma segura junto a otros líderes políticos afganos que participaban en el acto. “El objetivo del ataque no está claro”, ha añadido Jawazoon. Por su parte, el portavoz de los talibanes afganos, Zabihulá Muyahid, ha negado que sus milicianos estén vinculados con el ataque de este viernes en el oeste de Kabul.
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, ha condenado desde su cuenta de Twitter el ataque, que ha definido como “un crimen contra la humanidad” contra el Gobierno de unidad nacional de Afganistán, y ha trasladado su solidaridad y apoyo a Abdullah, su histórico rival político. La tensión entre el presidente y el que fuera uno de los dirigentes de la Alianza del Norte ha crecido en las últimas semanas, después de que el primer ministro Abdullah impugnara la victoria electoral de Ghani y se declarara él mismo ganador.
El acuerdo para marcar un calendario de retirada de las tropas internacionales y la apertura de una mesa de diálogo entre líderes afganos y los talibanes se encontró con su primer obstáculo a principios de mes, tan solo 24 horas después de su firma en Doha (Qatar). Los talibanes anunciaron que reanudaban los ataques contra las fuerzas de seguridad ante la negativa del Gobierno de Kabul a aceptar el intercambio de presos contemplado en el acuerdo de paz con Estados Unidos. Ahora, se suma la presión de un nuevo atentado perpetrado por otro de los grupos yihadistas de la región: el Estado Islámico.