El pasado 15 de marzo, el Presidente Martín Vizcarra anunció la puesta en vigor de una Cuarentena nacional de dos semanas para atajar la propagación del Coronavirus y evitar el colapso del sistema sanitario nacional (tragedia que ya ha ocurrido en España e Italia).
Exceptuó de esta medida a sectores económicos neurálgicos, como farmacia, alimentos, agua y saneamiento, electricidad, combustibles, telecomunicaciones, banca y otros. Pero no dijo nada sobre las operaciones mineras.
Al día siguiente, las empresas de la gran y mediana minería se reunieron de urgencia en la Sociedad Nacional de Minería (SNMPE) para tomar sus previsiones y advertir al Ejecutivo de las consecuencias que podría acarrear el cierre total de las unidades mineras.
Inicialmente, minería no era un servicio esencial, según el decreto que establece el estado de emergencia.
“Las minas no pueden cerrar por completo. Vamos a acatar las medidas de prevención del gobierno (a fin de salvaguardar la integridad de trabajadores y comunidades) pero mantendremos los equipos básicos para garantizar la continuidad de las operaciones”, comentó la SNMPE a Día1 esa misma mañana.
Alertado por las empresas del sector, el Ejecutivo procedió a modificar su discurso para permitir la ejecución de las operaciones consideradas “críticas”.
¿Por qué el Ejecutivo rectificó su planteamiento y permitió la realización de faenas mineras reducidas?
POSIBLE DAÑO AMBIENTAL
“No hay presión (de la Confiep o la SNMPE) y, si la hubiera habido, no lo permitiríamos”, atajó Martín Vizcarra en rueda de prensa el pasado viernes.
A continuación esbozó una explicación que fue poco advertida por el público. Dijo: “Si no está (presente) el operador que opera el relave, éste se puede embalsar y generar un daño ambiental”.
Durante la conferencia del último viernes, Martín Vizcarra explicó la las razones por las cuales se incluyó a la minería en las excepciones.
A esas alturas el gobierno ya había advertido que el pedido de las empresas mineras no iba dirigido a solicitar que se les permita producir a una mínima capacidad, sino a evitar mayores desastres.
La realidad, explica Víctor Góbitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), es que al día de hoy la minería del Perú ha cesado su producción.
“En líneas generales, las minas no están produciendo ni procesando minerales. Puede haber casos muy aislados, pero lo cierto es que la industria ha suspendido operaciones”, anota
¿Por qué, entonces, la presencia del 25% de la fuerza laboral en las minas?
La razón, como lo explicó el presidente Martín Vizcarra, es evitar daños a la infraestructura y el medio ambiente.
Según gremio minero, la paralización total de las actividades podría generar el desborde de los relaves, lo que podría ocasionar daños al entorno.
“Las minas subterráneas, por ejemplo, deben ser drenadas continuamente para evitar que se inunden. Del mismo modo, deben ser constantemente ventiladas y sostenidas para que no queden en mal estado y pongan en riesgo el reinicio de sus operaciones”, advierte Góbitz.
Añade que, en el caso de las minas a tajo abierto, es preciso mover los concentrados para evitar la generación de aguas ácidas que pueden ocasionar graves daños ambientales.
El funcionario señala que el Ejecutivo no advirtió estos problemas porque no se reunió a planear y discutir el curso de acción con los actores del sector desde un inicio.
“Por esto, estamos ahora en muchas reuniones tratando de explicar la problemática. No se trata de una excepción que el gobierno hace con la minería. Esta es una industria distinta, porque maneja aguas ácidas, canchas de relaves, y otros ítems que, si son descuidados, pueden originar daños irreparables al entorno. Las minas no pueden parar”, anota.
Según la SNMPE, al 19 de marzo, las compañías mineras cumplieron con evacuar el 75% de sus trabajadores en 60 unidades productivas.
Muy pocas compañías mineras se encuentran desarrollando labores de producción. Una de ellas es Minera Yanacocha, que ha anunciado que seguirá procesando mineral de oro en sus pilas de lixiviación.