El país más rico en petróleo no tiene gasolina. El colapso de Venezuela es total por la escasez de combustible. En Caracas solo dos estaciones de servicios están surtiendo a cinco millones de habitantes, lo que ha producido colas kilométricas de más de ocho manzanas.
Al este de la capital las únicas estaciones abiertas de PDV son la de Santa Eduvigis, situada en la avenida Rómulo Gallegos, reservada exclusivamente para los cuerpos de bomberos, seguridad, médicos y personas autorizadas con salvoconductos, y la otra es la que está en la segunda avenida de los Palos Grandes.
La paralización es absoluta, se quejan los venezolanos. Caracas siempre se ha salvado de las restricciones y del racionamiento de combustible mientras el resto del país no tiene suministro desde hace tres años pero ahora le tocó el turno a los caraqueños de padecer la escasez a raíz de la «cuarentena social colectiva» decretada por Nicolás Maduro hace cinco días.
El régimen de Maduro no ha dado una explicación del porqué no hay gasolina. Su única campaña es «quedarse en casa» como el único tratamiento para combatir el coronavirus, dice Maduro y su ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez. Pero ninguno de los portavoces oficiales de la crisis han explicado los motivos de la desaparición de la gasolina más barata del mundo en un país que se ufana de tener las mayores reservas petrolíferas del planeta.
La producción ha caído de 3 millones de barriles hace 20 años a menos de 700.000 barriles diarios. Los precios también han caído esta semana a cerca de 18 dólares el barril por debajo del coste de producción, dice Maduro. La otra cara de la caída es la guerra de precios que mantiene Rusia y Arabia Saudí por no bajar la producción y estabilizar el mercado, ahora en franca recesión mundial.
Según los analistas la razón verdadera de que Maduro impusiera el toque de queda por el coronavirus cuando apenas había dos casos certificados era ocultar la grave escasez de gasolina.
El desabastecimiento de combustible comenzó a extenderse en todo el país hace 15 días cuando el Tesoro de los Estados Unidos sancionó a la empresa rusa Rosneft y su filial por estar operando la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) en territorio norteamericano.
Las sanciones contra los altos cargos del régimen y sus empresas no afectan las importaciones de alimentos y medicamentos, han aclarado las autoridades de Washington.