A fecha de hoy, la cifra de contagios confirmados en Alemania asciende 8.198, pero eso puede cambiar muy rápidamente. El Instituto Robert Koch (RKI) de virología, el centro competente en epidemiología en Alemania, ha advertido hoy de que, de no ejecutarse estrictamente las medidas adoptadas por el Gobierno y los poderes regionales frente al coronavirus, en solo cien días la cifra de infectados alcanzará los 10 millones. Para reforzar ese mensaje, la necesidad de confinamiento, la canciller Merkel hablará esta tarde a la nación, en una aparición televisada.
«Es fundamental que nuestras recomendaciones y las medidas del Gobierno se implementen desde todos los estamentos, incluido el comportamiento privado ciudadano», insiste el presidente del RKI, Lothar Wieler, tras informar que en las últimas 24 horas el número de contagios verificados se ha elevado en 1.042 respecto al día anterior. El número de víctimas mortales, según los últimos datos oficiales, se mantiene en 12 y corrige informaciones de hasta 16 que habían publicado la prensa alemana. Wieler reconoce que «previsiblemente subirá» en las próximas semanas y meses y señala que «la pandemia nos va a acompañar, probablemente por dos años, no de modo continuo, sino a oleadas, y los contagios seguirán».
Hasta ahora, el Gobierno de la canciller Angela Merkel y los responsables de los poderes regionales han acordado el cierre parcial de la vida pública alemana, aunque se mantienen abiertos comercios de alimentación, farmacias, bancos y otros establecimientos considerados de primera necesidad. Las regiones más afectadas son Renania del Norte-Westfalia, en el oeste, así como Baviera y Baden-Württemberg, en el sur.
En su mensaje televisado esta tarde, en las cadenas de televisión públicas ARD y ZDF, un formato que Merkel utiliza solamente para su mensaje de año nuevo, no anunciará nuevas medidas, según ha adelantado el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, sino que se trata de señalar «lo que todavía hay que hacer en Alemania para ralentizar la propagación del coronavirus y cómo tiene que participar cada uno» para alcanzar ese objetivo. Las administraciones públicas y autoridades sanitarias se preparan a gran velocidad para poder ingresar a miles de afectados por el virus en el repunte que están esperando.
En Berlín, el jefe del Ejército alemán en la reserva, Albrecht Brömme, está dirigiendo la rápida remodelación de la Messe, el palacio de congresos, para convertirlo en un hospital especializado en coronavirus y con capacidad para mil pacientes. Pero la gran preocupación de la administración local son las compras abusivas y la población que no se está tomando suficientemente en serio la necesidad de confinamiento.
Mientras tanto, los controles introducidos en la frontera germano-polaca están generando grandes atascos y esperas de hasta cinco horas y media, según una portavoz de la policía polaca. La policía del estado federado de Sajonia, en el este de Alemania y fronterizo con Polonia, informa que hay atascos de hasta 60 kilómetros que amenazan con hacerse aún más largos. La policía alemana ha empezado a cerrar los accesos a la autopista en dirección a la ciudad de Göritz, que se encuentra junto a la frontera, para que los atascos no se agraven, y recomienda a los conductores que abandonen la autopista en la siguiente salida posible.