El expresidente de Egipto Hosni Mubarak, de 91 años, ha fallecido este martes en un hospital de El Cairo tras permanecer varias semanas en la UCI después de una intervención por un problema intestinal, según informó la televisión estatal egipcia. Mubarak, que ocupó el poder con puño de hierro desde 1981 hasta 2011, fue uno de los dictadores del mundo árabe golpeados por las revoluciones de la primavera árabe. Las concentraciones en la plaza Tahrir de la capital a principios de 2011 desembocaron en su renuncia al cargo en febrero de ese año. Detenido y encarcelado por la muerte de decenas de manifestantes durante las revueltas en la capital egipcia, Mubarak fue puesto en libertad en marzo de 2017. La presidencia del país norteafricano será la encargada de organizar el funeral de Mubarak.
El canal público de televisión anunció la muerte de Mubarak con una breve alerta y sin ofrecer más detalles, informa la agencia Efe. El llamado rais (líder) egipcio dimitió en febrero de 2011, un mes después de que lo hiciera el tunecino Zine El Abidine Ben Ali, primer dictador abatido por la primavera árabe. A diferencia de lo ocurrido en Túnez, único país árabe afectado por las revueltas prodemocráticas que ha logrado desarrollar una transición exitosa, Egipto ha vuelto a la casilla de salida. El mariscal Abdelfatá al Sisi ocupa el poder desde el verano de 2014, un año después de que el islamista Mohamed Morsi, elegido presidente en las primeras elecciones democráticas celebradas en el país, fuera apartado por un golpe militar.
Desde que Mubarak fue excarcelado llevaba una vida muy discreta alejado de los focos de los medios de comunicación, aunque la prensa local consiguió captar alguna imagen del expresidente junto a su familia y, a pesar de su avanzada edad, aparentaba estar sano y sereno. Su última imagen fue publicada por su nieto Omar Alaa Mubarak en la red social Instagram a principios de febrero y en ella aparecía acostado en una cama, con el pelo completamente cano y muy desmejorado.
Mubarak, considerado un héroe de la guerra contra Israel en 1973, asumió el poder en Egipto en octubre de 1981, tras la muerte en un atentado de su predecesor Anuar Sadat. Tras tres décadas a los mandos de una dictadura implacable en el valle del Nilo, fiel aliado de Occidente, con una relación magnífica con Estados Unidos, el rais fue derrocado por las protestas de miles de jóvenes. En abril de 2011 fue detenido por la represión y muerte de manifestantes. Tras una condena inicial a cadena perpetua en 2012, un tribunal de apelación ordenó la repetición del juicio. En el segundo proceso, Mubarak fue absuelto, decisión ratificada por la justicia en 2017.
El exdictador sí fue condenado junto a sus dos hijos a tres años de cárcel en una causa por corrupción, un castigo que cumplió en régimen de prisión preventiva. La presidencia egipcia ha difundido un comunicado en el que lamenta la muerte de Mubarak, considerado como “líder militar y héroe de guerra”, y ofrece sus condolencias a la familia.