Corea de Norte ha inaugurado este martes uno de los proyectos estrella de su líder, Kim Jong Un: una ciudad creada de la nada, junto al monte sagrado Baekdu, donde la familia del dictador afirma que se encuentran sus raíces, y que los medios estatales han bautizado como “el epítome de la civilización moderna”.
El régimen ha organizado una fiesta con fuegos artificiales, según ha informado la agencia de noticias oficial KCNA. El Rodong Sinmun, diario oficial del Partido del Trabajo de Corea, ha publicado fotos de Kim sonriendo mientras corta una cinta en la ceremonia de inauguración, a la que han asistido miles de personas. Mientras, la televisión estatal ha difundido imágenes de la ciudad, formada por edificios beis, verde y morado, cubiertos de nieve.
La ciudad, llamada Samjiyon, se ha diseñado según lo que Pyongyang llama “utopía socialista”, con apartamentos, hoteles, una estación de esquí y centros comerciales, culturales y sanitarios. “Es un ejemplo de una ciudad montañosa moderna bajo el socialismo, un epítome de la civilización moderna”, ha afirmado la cadena KCNA. Unas 4.000 familias se trasladarán a Samjiyon.
El Gobierno invirtió unas sumas colosales en el titánico proyecto, todavía inacabado, de la reconstrucción de esta ciudad, que antaño fue capital de un condado fronterizo con China. Además de un museo sobre la revolución y de un estadio para deportes de invierno, el proyecto incluye una nueva línea de ferrocarril hasta Hyesan, 10.000 viviendas y una fábrica de tratamiento de arándanos y patatas, los dos recursos más importantes de la zona.
La ciudad es una de las mayores iniciativas económicas lanzadas por Kim como parte de su objetivo de lograr que la norcoreana sea una economía “autosuficiente”, mientras Pyongyang intenta convencer a Estados Unidos de que retire las sanciones que le ha impuesto por su programa nuclear. Pero su construcción ha sufrido numerosos retrasos por la falta de materiales y mano de obra.
La falta de trabajadores llevó a Pyongyang a movilizar a brigadas de jóvenes, que los defensores de los derechos humanos tildaron de “esclavitud”, ya que no cobraban un salario y trabajaban 12 horas diarias durante 10 días seguidos a cambio de tener más posibilidades de entrar en la universidad o en el poderoso Partido de los Trabajadores.
Durante la construcción de la ciudad, los medios oficiales informaron de que fábricas y familias han estado enviando chaquetas de invierno, herramientas, zapatos, mantas y galletas a Samjiyon, que según los críticos con el régimen era en realidad una iniciativa de Kim para apropiarse de bienes privados.
La inauguración coincide con un momento de estancamiento en las negociaciones con Washington, tras el fiasco de la cumbre de Hanói entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump, en febrero.
KCNA divulgó una fotografía de Kim, vistiendo un impermeable de cuero negro, cortando una cinta roja en medio de varios responsables con gorro de piel, durante una ceremonia de inauguración cerca de una estatua de su padre, Kim Jong Il.