Australia afrontó este sábado unas condiciones “catastróficas” con temperaturas cerca de los 47 grados y fuertes vientos que amenazan con agravar los centenares de incendios que arden en el país y que han causado cuatro muertos en las últimas 48 horas. Gran parte de los esfuerzos de los bomberos se concentran en la periferia de Sídney, la mayor ciudad del país, donde fuertes vientos que se prevé que alcancen los 80 kilómetros por hora dificultan las tareas de contención y extinción de las llamas.
Las autoridades declararon la zona de Sídney y sus alrededores en condiciones catastróficas, el máximo nivel de alerta por incendios en el país, creado tras el mayor fuego de la historia moderna de Australia en 2009, en el que murieron 173 personas.
El comisionado del Servicio Rural de Bomberos del estado de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, dijo que en esta zona al menos una persona está desaparecida y “múltiples” propiedades han quedado calcinadas. “Y todavía tenemos la noche por delante”, alertó en rueda de prensa el comisionado de este estado donde esta semana se declaró por segunda vez en dos meses el estado de emergencia, que da poder a los bomberos para cortar carreteras y ordenar evacuaciones.
En Nueva Gales del Sur, unos 2.500 bomberos se enfrentan a 118 focos, más de la mitad fuera de control, aunque la mayor preocupación se centra en el de Gospers Mountain, situado a unos 200 kilómetros al noroeste de Sídney.
Este incendio, cuya extensión equivale a la mitad de la superficie de Puerto Rico, se expande peligrosamente desde hace más de un mes y este sábado amenazaba las localidades de Lithgow y Bilpin, separadas entre sí por 50 kilómetros, y cerca del Parque Nacional de las Montañas Azules.
El cerco a Sídney lo agrava el fuego en Green Wattle Creek, a unos cien kilómetros al suroeste de la ciudad, donde el jueves murieron dos bomberos y tres más resultaron heridos.
Los bomberos alertaron además de la formación de una tormenta eléctrica sobre unos incendios a unos 190 kilómetros al sur de Sídney y que podría formarse otra en Gospers Mountain, lo que describieron como “una situación muy peligrosa” en su cuenta de Twitter.
El fuego se ve alimentado por la ola de calor que afecta gran parte de Australia, donde esta semana se ha roto dos veces el récord de temperatura media en todo el país que quedó en 41,9 grados el miércoles. Durante la jornada, se registraron máximas de más de 46 grados en Penrith y Richmond, barrios del oeste de Sídney donde, en cambio, las temperaturas subieron menos de lo previsto debido a la espesa capa de humo que cubre la ciudad.
Esta oleada de incendios comenzó antes del inicio del verano austral, que comienza este domingo con altas temperaturas y en el que se prevé una escasez de lluvia hasta el 21 de marzo. “Los fuegos no serán controlados hasta que tengamos una lluvia decente”, alertó Fitzsimmons.
En Nueva Gales del Sur, uno de los estados más afectados también por una de las peores sequías en Australia, los incendios han causado este año ocho muertos y calcinado unas 800 casas y casi 30.000 kilómetros cuadrados de terreno, una superficie cercana a la de Bélgica. El fuego también obligó a cortar algunas de las principales carreteras de la zona, lo que dejó atrapados a centenares de residentes y turistas en el inicio de las fiestas de Navidad y de las largas vacaciones de verano.
La situación por incendios también se ha agravado en el estado de Australia del Sur, donde el jefe del gobierno estatal, Steven Marshall, confirmó este sábado la muerte de una persona en Charleston, en las afueras de Adelaida, la segunda en dos días.
En este estado, donde al menos 23 bomberos han quedado heridos, las llamas han arrasado 40.000 hectáreas de terreno, además de unas 15 viviendas y una cantidad “muy importante” de ganado. También se han puesto en alerta las autoridades del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, ante un incendio cerca de Nueva Gales del Sur donde los residentes han sido alertados de que “es demasiado tarde para evacuar”.