Un reciente estudio realizado por el Banco Mundial señala que Lima es una de las 20 ciudades con más alto riesgo de estrés hídrico del mundo, por lo que, en caso de el cambio climático sea más severo, la mitad de la población podría quedarse sin agua. Asimismo, la capital tiene una capacidad de almacenamiento de agua de solo 35 m3 por persona, mientras que Santiago cuenta con 135 m3, Bogotá 123 m3 y Sao Paulo con 83 m3. Esto significa que Lima podría colapsar frente a una sequía de más de 1 año, como se ha dado en Sao Paulo y California (Banco Mundial).
Sin embargo, la falta de agua en Lima en época de estiaje, podría resolverse hasta en 80% de manera costo-efectiva a través de la conservación, restauración y potenciamiento de la infraestructura natural (como bofedales, bosques, lagunas, entre otros) y tecnologías ancestrales (como las Amunas), según refiere un estudio elaborado por la ONG Forest Trends.
Y es que los ecosistemas son altamente afectados por la demanda de recursos naturales de ciudades grandes que generan la pérdida y degradación de la infraestructura natural. La actividad humana, como la extracción y comercialización de champa de los bofedales y la creación de drenajes para secar el suelo y convertirlos en zonas de pastoreo, afectan gravemente los ecosistemas, e influyen directamente en la inseguridad hídrica de Lima. Es por ello, que el próximo 13 y 14 de noviembre se llevará a cabo el Foro Nacional de Infraestructura Nacional en el que participarán los máximos representantes en este tipo de temas, tanto nacionales como internacionales.
En el mencionado foro también se tratarán temas importantes como la pérdida de 2,130,122 hectáreas de bosque (2001-2017), equivalentes a más de 2 130,000 de canchas fútbol por año. Es por ello que se plantearán una serie de propuestas en infraestructura natural que aportarán significativamente a remediar esta situación, generando consensos para operativizar mecanismos específicos que permitan movilizar inversiones en Infraestructura Natural.
Cabe señalar que los ecosistemas altoandinos son depredados en cuestión de días, mientras que su formación y posible recuperación puede tomar varias décadas e incluso siglos, y por esta razón la conservación suele ser menos costosa y más efectiva que la restauración. Asimismo, en el Perú, la inversión en infraestructura natural no responde todavía a la urgencia y escala requerida para gestionar riesgos hídricos, esto debido, entre otras cosas, a que los instrumentos de inversión pública han sido diseñados principalmente para infraestructura gris, y son inadecuados para gestionar la infraestructura natural. Es por ello que la depredación continuará mientras no existan soluciones claras para aprovechar los recursos disponibles y, como consecuencia, su conservación y recuperación.
DATO: