Decenas de fuertes incendios afectan desde hace días a diferentes regiones de Australia, y aunque empiezan este miércoles a remitir en parte, el peligro persiste y el largo verano que queda por delante hace temer que sea el peor de la historia. La temporada de fuegos se ha iniciado temprano y está siendo particularmente violenta. Unos 140 focos siguen activos en la costa sureste y desde el pasado viernes, el fuego ha causado tres muertos, ha destruido 150 casas, quemado un millón de hectáreas y obligado a evacuar de sus hogares a miles de personas ante el avance de las llamas.
La policía de Nueva Gales del Sur (sureste) está aún investigando si algunos de estos siniestros pueden ser intencionados. Mientras, en la región de Queensland (noreste), aún hay 70 fuegos activos y las autoridades han emitido este miércoles la alerta de “evacuación inmediata”, el máximo nivel, en numerosas localidades, incluyendo Woodgate, Kinkuna y Noosa, un popular destino turístico en la costa a 130 kilómetros al norte de Brisbane, informa Reuters.
“Estábamos en la playa de Manly cuando empezamos a ver una nube de humo rosado acercándose y cubriendo todo el cielo, sobre las cinco de la tarde. Cuando cogimos el transbordador de vuelta a Sidney, se podía ver todo el horizonte cubierto. Era apocalíptico”, relataba Irene Caneiro, una turista que se encontraba el martes en Sidney, que pertenece al Estado de Nueva Gales del Sur. El jefe de bomberos indicó el martes a The Guardian que puede llevar meses controlar por completo todos estos fuegos.
“Ni siquiera estamos en verano”, ha alertado este miércoles Ross Bradstock, que dirige el centro de gestión de riesgos ambientales de incendios forestales de la Universidad de Wollongong. Según Bradstock, ya son los peores incendios forestales de la historia de Nueva Gales del Sur. “Todos los ingredientes están dados para el rápido desarrollo de los incendios”, ha indicado, en referencia a la gran sequía que sufre la región, con fuertes vientos y escasa humedad. Un ejemplo del clima especialmente seco al que se refiere Bradstock es que el lunes fue el primer día, desde que hay registros, en que no llovió en ninguna parte del país.
Mientras, en el Estado de Victoria, limítrofe con el anterior y más al sur, el Gobierno regional se prepara para las peores olas de calor de la historia, según una información publicada por el medio local The Age. Los servicios de emergencia están preparando un plan para afrontar ciclos de más de siete días de duración a más de 40 grados, lo que, según sus cálculos, puede incrementar la mortalidad, colapsar la red eléctrica y causar graves incendios.
Hace diez años, esta región sufrió el conocido como Black Saturday, con fuegos que provocaron 173 muertos. Ese sábado negro sucedió en medio de una tremenda ola de calor que dejó otros 374 muertos por culpa de las altas temperaturas. Esa ola de calor, junto a la de 2014, fueron calificadas como “extremas”, pero según los científicos y miembros del Gobierno estatal, pronto podría estrenarse una nueva categoría, la de “muy extrema”.
En ese sentido, un estudio de la Universidad Nacional de Australia (ANU, por sus siglas en inglés) señala que el país se quedará sin invierno a partir de 2050 y pasará a tener otra estación que bautizan como “nuevo verano”. “Observamos las temperaturas promedio históricas de cada temporada y las comparamos con los datos proyectados. Lo que encontramos en todas partes es que no hay realmente un periodo de invierno duradero”, indica el estudio. “Dentro de 30 años, el invierno tal y como lo conocemos no existirá, salvo en algunas partes de la isla de Tasmania”, añade.
Por su parte, el Gobierno australiano, dirigido por el conservador Scott Morrison, ha sido duramente criticado por la oposición este miércoles, sobre todo por los Verdes, que señalan el cambio climático como un factor clave de esta crisis de incendios. “Reconozca que estamos ante una emergencia climática. Si continúa ignorando la evidencia del cambio climático, si no aboga por políticas que reduzcan las emisiones, estará poniendo en riesgo la vida de los australianos”, ha señalado el partido verde.
Los reproches llegan después de que el viceprimer ministro, Michael McCormack, dijese el lunes que los que se preocupan por el cambio climático son unos “locos delirantes de la ciudad”. “Hemos tenido incendios en Australia desde el comienzo de los tiempos. Lo que la gente necesita ahora es un poco de simpatía, comprensión y asistencia real: necesitan ayuda, necesitan refugio”, afirmó McCormack.
“No sois mejores que un grupo de pirómanos, deberíais estar avergonzados”, replicó el senador de los Verdes Jordon Steele-John. “Su egoísmo y su ignorancia no han conocido límites durante décadas, y ahora nuestras comunidades están pagando el precio”, añadió sobre las políticas climáticas de los partidos que han ostentado el poder en el país austral.