A una semana de unos disputados comicios legislativos, Benjamín Netanyahu, que no logra despegar en las encuestas, ha anunciado este martes que extenderá la soberanía de Israel sobre el valle del Jordán en el territorio palestino ocupado de Cisjordania si es reelegido. El primer ministro conservador ha afirmado en una comparecencia urgente ante la prensa que el plan de paz diseñado por el presidente Donald Trump, que será presentado poco después de las elecciones, supondrá una “oportunidad histórica” para que Israel se pueda anexionar el valle del Jordán y otras áreas.
En vísperas de los comicios del pasado mes de abril, cuyos ajustados resultados impidieron la formación de Gobierno y forzaron la repetición de las votaciones, Netanyahu ya prometió extender la soberanía a todos los asentamientos judíos. De cumplirse su compromiso, el Área C descrita en los Acuerdos de Oslo (un 66% del territorio palestino en Cisjordania) dejaría de formar del futuro Estado palestino, que se vería condenado a convertirse en una entidad inviable. El presidente del Consejo del Valle del Jordán, el responsable de la organización de colonos David Elhayani, aplaudió la iniciativa del primer ministro.
Tras la anexión a Israel de Jerusalén Este (en 1980) y del territorio ocupado sirio de los Altos del Golán (en 1981) —ambos conquistados también en 1967 en la llamada Guerra de los Seis Días—, Netanyahu promete incorporar ahora gran parte de Cisjordania a Israel. “Voy a extender la soberanía”, dijo en abril. Más de 400.000 colonos israelíes se han instalado en más de dos centenares de asentamientos cisjordanos, reconocidos o no por el Estado hebreo, en el último medio siglo.
El Gobierno de Israel había interpretado hasta ahora que los grandes bloques de colonias, como Maale Adumim (este de Jerusalén), Gush Etzion (al sureste de Belén) o Ariel (en el norte de Cisjordania), van a formar parte del Estado judío después de cualquier eventual acuerdo de paz con los palestinos. “No distinguiremos entre grandes bloques de asentamientos o colonias aisladas, porque cada uno de ellos forma parte de Israel y no los pondremos bajo soberanía palestina”, puntualizó el mandatario israelí. Netanyahu siempre ha defendido que el valle del Jordán es “un cinturón de seguridad irrenunciable” para Israel.
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Sabe Erekat, dijo a través de Twitter que “con Netanyahu, Israel continúa violando de forma sistemática la legislación internacional, mientras la comunidad internacional le concede impunidad”. La comunidad internacional considera que todos los asentamientos en territorio ocupado carecen de legitimidad. El Consejo de Seguridad de la ONU lo reiteró por última vez en diciembre de 2016, en una resolución que fue unánimemente votada, salvo por EE UU, que se abstuvo por primera vez en décadas, en la recta final de la Administración del presidente Barack Obama, para no ejercer el habitual derecho de veto en favor de Israel.
La ecuación “paz por territorios” apenas se ha mencionado en la campaña para las legislativas. El célebre eslogan, que hace más de 25 años se tradujo políticamente en los Acuerdos de Oslo con los palestinos, no parece atraer los votos. Ni las fuerzas conservadoras agrupadas en torno al primer ministro saliente, Benjamín Netanyahu, ni la oposición de centroizquierda recogen en sus planes electorales la fórmula de los dos Estados para sellar la paz.
En el poder desde 2009, el jefe del Gobierno aspira a revalidar su cuarto mandato consecutivo con su política de mantenimiento a ultranza de un statu quo que considera favorable a los intereses de Israel. Netanyahu defendió hace 10 años, en un discurso en la Universidad de Bar Ilan, la solución de los dos Estados bajo la presión del demócrata Obama, pero no se ha esforzado en aplicarla. Las últimas negociaciones con los palestinos, impulsadas por Estados Unidos, quedaron canceladas en abril de 2014. En los dos últimos años, tras la llegada a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, Israel ha acelerado la expansión de los asentamientos judíos en territorio palestino ocupado desde hace más de medio siglo.
Bajo la presidencia de Trump, EE UU se ha alineado cada vez más con Israel, hasta el punto de que los dirigentes palestinos le niegan autoridad para desempeñar el papel de mediador. La UE, mientras tanto, resalta en sus informes la discriminación que sufren los palestinos y su derecho a contar con un Estado, pero las recomendaciones de sus diplomáticos para tratar de paliar los efectos de la ocupación israelí aún siguen sobre la mesa en Bruselas.