Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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Liverpool eliminó al Barcelona y clasificó a la final de la Champions League

Publicado el 07/05/19

El Barcelona lo tenía todo a favor pero sabía el infierno que se encontraría y el Liverpool salió a por el gol y casi lo consigue en el primer minuto. En el minuto 6 llegó lo que más temía el Barcelona, que es que el Liverpool pudiera agarrarse al argumento de un gol temprano. Origi.

Sergi Roberto con una cesión delirante a Ter Stegen casi regala el segundo. Todo se puso, en muy pocos minutos, propicio para la gesta local y para el naufragio visitante. 

El Gafe remató blandengue y Alisson muy atento se volvió a lucir. Messi también chutó, con mucha más intención pero algo desviado. El partido se jugaba un 62 por ciento en el campo del Barça pero el temporal del Liverpool comenzaba a amainar, aunque sus jugadores acudían a cada balón dividido como si fuera el último de sus vidas. Robertson chutó durísimo pero una vez más Ter Setegen, con una parada francamente rara, salvó a su equipo.

A la media hora, Ter Stegen había tocado más balones que los tres delanteros juntos de su equipo. El partido entró en una fase más sosegada y el Barça conseguía mantener al Liverpool alejado de su área. El Gafe lo fallaba todo, como si no estuviera concentrado. Arturo Vidal era el único que ganaba los duelos aunque luego cuando intentaba filtrar él mismo las asistencias mostraba sus carencias y al bruto que lleva dentro.

En la reanudación, Wijnaldum sustituyó a Robertson, tocado, y el Liverpool otra vez huracanado buscaba el segundo para acercarse al milagro. El Barça tenía más miedo que esperanza y se defendía de un modo impreciso, perdedor, inelegante. Mediocres con el balón, los azulgranas eran continuaban perdiendo todos los duelos y era incapaces de controlar el partido. Van Dijk casi marca pero Ter Stegen ahí estuvo, lo mismo que Alisson ante un disparo muy de crema catalana -y sin quemar- de Luis Suárez. Y 6 minutos antes de que la Roma lo consiguiera el año pasado, de penalti, el Liverpool consiguió el segundo, Wijnaldum mediante, y él mismo a continuación, de cabeza, empató la eliminatoria por méritos propios y gracias también a todas las facilidades que le puso un rival , absolutamente desprovisto como mínimo hasta aquel instante del carácter que hace falta tener para alcanzar la gloria de la Champions.

El Barça se hundió en la confusión.El Liverpool tenía el balón y el control, y una afición que hacía temblar la estructura misma del estadio con sus cánticos. Lo poco que tenía Messi lo paraba Alisson. Coutinho, ese carísimo monumento a la irrelevancia, fue sustituido por Semedo. Pese a que el Liverpool empezó a administrar sus fuerzas, el Barça era incapaz de imponer su juego y no sólo no hacía nada sino que no generaba ni la expectativa de que fuera a hacerlo. Era un equipo sin intenciones, incapaz de reaccionar. Sólo quedaba esperar alguna genialidad de Messi, que parecía no estar.

Alexander-Arndold se dio cuenta de que Origi estaba sólo, de que los jugadores del Barça estaba mirando las musarañas, y sirvió rápido el córner para que su compañero marcara libre de cualquier marca el cuarto.

 



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