Tras La ley del deseo en 1987 y La mala educación en 2003, el último largometraje de Pedro Almodóvar es la tercera entrega espontánea de una trilogía que arrancó hace más de 30 años y que examina desde una perspectiva masculina las temáticas de la creación cinematográfica y del deseo. Encarnado por Antonio Banderas, inolvidable intérprete de Átame (1990), Salvador Mallo debe enfrentarse a reencuentros que despiertan el recuerdo de sus primeras emociones, vividas de niño o en sus momentos de gloria. Una inmersión en el pasado repleta de elementos autobiográficos: la música con la que creció Pedro Almodóvar, las obras de arte que le emocionan, la reconstrucción de su apartamento, su peinado, sus prendas de vestir y accesorios… Dolor y gloria deja la puerta abierta a una representación tan realista como ficticia del cineasta.
“Si uno escribe sobre un director (y si uno mismo dirige películas), es imposible no utilizar tu propia experiencia como referencia”.
Conducido por los hombres (Asier Etxeandia, Leonardo Sbaraglia…), la película ofrece también papeles secundarios exquisitos y maternales a Penélope Cruz y Julieta Serrano, a Nora Navas, fiel asistente del personaje, o a Cecilia Roth, deliciosa aparición.
El director ibérico se rodea de fieles colaboradores: Alberto Iglesias, autor de sus músicas desde La flor de mi secreto (1995), así como el emérito José Luis Alcaine en la iluminación. Tras Todo sobre mi madre, Prix al mejor director en 1999, y Volver, Prix al mejor guion en 2006, Pedro Almodóvar se presenta en el Festival con aires nostálgicos.
Escrito por Charlotte Pavard