El 17 de abril de 1905 nació en Puno Carlos Oquendo de Amat, autor de Cinco metros de poemas, y falleció apenas a los 30 años en Navacerrada, España.
Entre los 17 y 23 años escribió Cinco metros de poema, poemario de corte vanguardista. En realidad se trata de un plegable, un acordeón que, extendido, alcanza los cinco metros. “Una obra maestra del vanguardismo hispanoamericano con imágenes (brillantes e ingeniosas a la par que sentimentales y sanguíneas, de una frescura encantadora) sumamente personales, nutridas del vínculo de Oquendo con su infancia andina”, señala Ricardo González Vigil.
En el Perú vivió en Puno, Arequipa y en Lima y pasó por una situación económica precaria. Formó parte del partido Comunista. Desde temprana edad enfermó de tuberculosis. Cuando fue a Europa para tratarse ya era demasiado tarde.
“Hace aproximadamente treinta años, un joven que había leído con fervor los primeros escritos de Breton, moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y “Cinco metros de poemas” de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz. En Lima fue un provinciano hambriento y soñador que vivía en el barrio del Mercado, en una cueva sin luz, y cuando viajaba a Europa, en Centroamérica, nadie sabe por qué, había sido desembarcado, encarcelado, torturado, convertido en una ruina febril. Luego de muerto, su infortunio pertinaz, en lugar de cesar, alcanzaría una apoteosis: los cañones de la guerra civil española borraron su tumba de la tierra, y, en todos estos años, el tiempo ha ido borrando su recuerdo en la memoria de las gentes que tuvieron la suerte de conocerlo y de leerlo. No me extrañaría que las alimañas hayan dado cuenta de los ejemplares de su único libro, encerrado en bibliotecas que nadie visita, y que sus poemas, que ya nadie lee, terminen muy pronto trasmutados en humo, en viento, en nada, como la insolente camisa colorada que compró para morir. Y, sin embargo, este compatriota mío había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explotador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesarias para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como una diaria y furiosa inmolación”, refiere Mario Vargas Llosa en su célebre discurso tras recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos el 4 de Agosto de 1967 en Caracas.
FRAGMENTOS DE CINCO METROS DE POEMA
METROS DE POEMAS
Estos poemas inseguros como mi
primer hablar dedico a mi madre
Y comienza del modo más bello y más sencillo:
Abra el libro como quien pela una fruta
Aldeanita
Aldeanita de seda
ataré mi corazón
como una cinta a tus trenzas
Porque en una mañanita de cartón
(a este bueno aventurero de emociones)
Le diste el vaso de agua de tu cuerpo
y los dos reales de tus ojos nuevos
1923
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Cuarto de los espejos
En esta media noche
con rejas de aire
se agitan las manos
¿Dónde estará la puerta? ¿Dónde estará la puerta?
y siempre nos damos de bruces
Con los espejos de la vida
Con los espejos de la muerte
ETERNA Juventud Vejez ETERNA
Ser siempre el mismo espejo que le damos la vuelta
se agitan las manos amarillas
y se pierden las otras manos
y en este todo-nada de espejos
ser de MADERA
y sentir en lo negro
HACHAZOS DEL TIEMPO
1923
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Poema del manicomio
Tuve miedo
y me regresé de la locura
Tuve miedo de ser
una rueda
un color
un paso
PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS
Y mi corazón
un botón
más
de
mi camisa de furza
Pero hoy que mis ojos visten pantalones largos
veo a la calle que está mendiga de pasos
1923
Réclam
Hoy la luna está de compras
Desde un tranvía
el sol como un pasajero
lee la ciudad
las esquinas
adelgazan a los viandantes
y el viento empuja
los coches de alquiler
Se bota programas de la luna
(se dará la tierra)
película sportiva pasada dos veces
Los perfumes
abren albums
de miradas internacionales
r El policeman domestica la brisa
o y ruido de los clacksons ha puesto los vestidos azules
s
n Novedad
e Todos los poetas han salido de la tecla U. de la Underwood
c
s
a
n
u compró para la luna cinco metros de poemas 1923
Madre
Tu nombe viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante
Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
Entre ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti callan las rosas y la canción
1925
Compañera
Tus dedos si que sabían peinarse como nadie lo hizo
mejor que los peluqueros expertos de los transatlánticos
ah y tus sonrisas maravillosas sombrillas para el calos
tú que llevas un cine prendido en la mejilla
Junto a ti mi deseo es un niño de leche
cuando tú me decías
la vida es derecha como un papel de cartas
y yo regaba la rosa de tu cabellera sobre tus hombros
por eso y por la magnolia de tu canto
que pena
la lluvia cae desigual como tu nombre
1925
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Mar
Yo tenía 5 mujeres
y una sola querida
El mar
por ejemplo haremos otro cielo
Para el marino que nos mira de una sola ceja
con su blusa como una vela en la mañana
El viento es una nave más
¿Quién habrá dejado caer
las rosas de las islas?
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Se prohibe estar triste
Y la alegría como un niño
juega en todas las bordas
Un contador azul
el año 2100
El horizonte
El horizonte -que hacía tanto daño-
se exhibe
en el hotel Cry
Y el doctor Leclerk
oficina cosmopolita del bien
obsequia pastillas de mar