George H. W. Bush, presidente número 41 de EE.UU. y padre del número 43, falleció ayer en Houston a los 94 años por complicaciones relacionadas con la enfermedad de Parkinson que padecía. Fue presidente entre 1989 y 1993 y a pesar de sellar el final de la Guerra Fría y ejecutar con una precisión quirúrgica la Primera Guerra del Golfo, perdió la reelección y se convirtió en una figura de transición entre Ronald Reagan y Bill Clinton.
Bush padre fue el último veterano de la Segunda Guerra Mundial y también el último republicano clásico en servir como presidente. Su currículum al llegar a la Casa Blanca era insuperable: veterano de la Armada, empresario de éxito, diputado por Tejas durante cuatro años, embajador ante la ONU y en China, director de la CIA y vicepresidente con Reagan. Su victoria electoral contra el demócratas Michael Dukakis fue arrolladora: ganó en 40 de los 50 Estados.
En sólo cuatro años, el mundo cambió profundamente y Bush quedó como el líder de la única superpotencia en pie: cayó el muro de Berlín, se desintegró la Unión Soviética y desapareció el Telón de Acero. En el que pasará a la historia como su discurso más célebre, en 1990, ante las dos cámaras del Capitolio en pleno, proclamó el «inicio de un nuevo orden mundial».
También fue un presidente en guerra, pero de duración limitada. En 1989 ordenó una intervención militar en Panamá para deponer a Miguel Antonio Noriega. Sólo un año después reunió a 30 socios —incluida la URSS— en una coalición internacional para responder a la ocupación iraquí de Kuwait, ordenada por Saddam Hussein. La operación Tormenta del Desierto duró apenas 100 horas. Fue un éxito y Bush decidió no prolongarla más de lo estrictamente necesario, renunciando al cambio de régimen, que acabaría culminando su propio hijo.
Bush es también, hasta la fecha, el último presidente en no ser reelegido. Al acabar la primera guerra de Irak su popularidad alcanzó el 90%. En un año había caído 29%. La razón: una recesión. Es más, durante la campaña para suceder a Reagan había hecho una promesa que no pudo cumplir. En la Convención Nacional Republicana que le ratificó como candidato dijo: «Leed mis labios: no más impuestos». Los hubo, y su partido no le perdonó. Los votantes cayeron rendidos ante el encanto de un demócrata del sur que tocaba el saxo y cuyo apellido era Clinton.
La mujer de Bush, Barbara, falleció el 17 de abril de este mismo año. El intento de esta de normalizar el apoyo al aborto dentro del Partido Republicano casi le cuesta la candidatura a su marido en las primarias de 1992. Tuvo que renunciar al intento de crear una plataforma de mujeres republicanas que apoyaba la interrupción del embarazo ante una revuelta de activistas evangélicos que, en un giro sorprendente, auparon al hijo de ambos a la presidencia sólo ocho años después.
Bush nació en 1924 en Massachusetts y luego se mudó a Tejas para probar fortuna en el negocio del petróleo. Tuvo seis hijos. De estos, aparte de George, que fue presidente entre 2001 y 2008, Jeb fue gobernador de Florida entre 1999 y 2007.