Perú conmemora hoy 50 años del golpe militar que llevó al poder al general Juan Velasco Alvarado, cuyo gobierno de facto desarrolló cambios radicales en el aparato económico, político y social del país.
El experimento nacionalista que Velasco denominó como “Revolución Peruana” puso fin a la oligarquía latifundista y ensalzó el papel del indígena, ya que alteró para siempre el rostro del país al despertar la conciencia social de los indígenas, muy postergados hasta ese entonces.
El golpe del 3 de octubre de 1968 derribó al gobierno democrático del presidente Fernando Belaúnde Terry, quien fue detenido mientras dormía y puesto en un vuelo rumbo a Buenos Aires. Pese ello Belaúnde volvió al poder en las urnas en 1980, al término del régimen militar.
En 1971, el presidente cubano Fidel Castro fue recibido en el aeropuerto Jorge Chávez por Juan Velasco Alvarado, quien entonces lideraba el llamado Gobierno Revolucionario de las las Fuerzas Armadas.
Velasco hizo una reforma agraria que destruyó la clase latifundista y le arrebató a la izquierda las reivindicaciones sociales. Pese a ello sus iniciativas económicas y sociales generaron una grave crisis económica en el país, dejando secuelas aún visibles hasta nuestros días.
En 1975 se inicia lo que en la historia económica del Perú se llaman “las tres décadas perdidas”. Una debacle tan grande que el país recuperó su ingreso por habitante solo hacia el 2004.
“La recordada reforma agraria que con la intención de repartir la tierra a los campesinos destruyó la agricultura llevando al sector a la pobreza extrema que no se recuperó hasta 30 años después. El PBI negativo en 12 puntos porcentuales me hace recordar a la Venezuela de hoy. La nacionalización de los servicios públicos logró que el año 1979 las empresas lleguen a perder 2,500 millones de dólares anuales. El mismo discurso de Maduro en Venezuela. A alguien le queda duda que el sistema del general Velasco o el de Maduro no funciona?. Solo en 7 años triplicó la deuda pública y logró una inflación superior al 70%”, reflexionó el empresario Aldo Fuster.
Estudios realizados por el mismo Gobierno detallaron que tras el término del período revolucionario, las empresas agrarias de producción de carácter asociativas no lograron el nivel de eficiencia deseado, la mayoría de ellas se desintegraron, generándose un proceso masivo de parcelación individual en favor de los socios de estas empresas, lo que ha restado productividad y eficiencia a la explotación de las mismas, hubo descapitalización del campo, entre otros aspectos que disminuyeron la inversión en nuevas tecnologías.
En 1975, Velasco Alvarado fue derrocado por el general Francisco Morales Bermúdez, quien permaneció en el poder hasta el retorno de la democracia en 1980. Dos años después, el 24 de diciembre de 1977, Velasco murió.