Las películas del género del terror no suelen envejecer bien. Lo que da miedo a una generación, puede dejar totalmente indiferente a las siguientes.
Pero entre las que resisten el juicio del tiempo, hay algunas joyas. Una de ellas es El bebé de Rosemary, que por estos días cumple medio siglo y que se verá en el Festival de Cine de Lima.
El tema del hijo del diablo es recurrente en este tipo de cine. Sin embargo, la forma en que lo planteó Polanski marcó esta variante, provocando imitadores no siempre afortunados.
En líneas generales se narra en esta película cómo la Rosemary del título (Mia Farrow) sobrelleva un embarazo complicado en un departamento antiguo al que se acaba de mudar.
En paralelo, empieza a percibir indicios de que algo no está bien a su alrededor. Las pistas la llevan a sospechar que su estado es parte de una conjura de alguna secta satánica. Sin embargo, ¿es eso cierto o es tan solo los malestares de la gravidez?
A esta vieja disyuntiva, tantas veces usada por el cine que busca explotar nuestros temores, de qué es cierto y qué no, el cineasta suma una variante más. Es la mirada burlona, el humor negro y corrosivo que se manifiesta en los momentos menos esperados.
Intuyo que esa perspectiva irónica le ha permitido mantenerse vigente, mientras que otras obras de este género se sienten anquilosadas.
En El bebé de Rosemary el mal es solo sugerido, salvo contadas escenas. Se esconde tras una pátina de normalidad. Pero a la vez, cuando ese mal omnipresente en la trama se manifiesta, la medianía también hace su aparición.
No importa la presencia del diablo, para los burgueses protagonistas siempre se fijarán en no dañar el parqué de sus casas.
Ficha Técnica
El bebé de Rosemary
Título original: Rosemary’s baby. Estados Unidos, 1968, 137 minutos. Director y guionista: Roman Polanski. Actúan: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Maurice Evans y otros. Basada en la novela del mismo nombre de Ira Levin. Sábado 4, a las 23:15 horas, en el Centro Cultural de la Católica.