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A un año de WannaCry el exploit EternalBlue sigue siendo un vector de infección

Publicado el 10/05/18

El viernes 12 de mayo de 2017, la comunidad global fue testigo del comienzo de la mayor infección de ransomware en la historia. El fabricante de automóviles Renault tuvo que cerrar su fábrica más grande en Francia y los hospitales en el Reino Unido tuvieron que rechazar a los pacientes. El gigante alemán del transporte Deutsche Bahn, la española Telefónica, la distribuidora de electricidad de Bengala Occidental, FedEx, Hitachi y el Ministerio Interior Ruso también resultaron afectados.

Wannacry logró afectar a más de 200 mil sistemas en 150 países. Según Kaspersky Lab, el país más afectado fue Rusia, con 33.64% de las empresas afectadas, seguido por Vietnam (12.45%) e India (6.95%). Entre los países más afectados en América Latina se encontraban Brasil, México y Colombia, los cuales estuvieron entre los 20 países más afectados a nivel global, seguidos por Perú, Ecuador y Chile.

Mapa de países infectados por Wannacry.

La novedad en este ataque fue la forma de propagación, usando el exploit EternalBlue – vulnerabilidad en el protocolo SMB, dada a conocer semanas antes por el grupo Shadowbrokers – la cual instalaba, a través de Internet, la puerta trasera DoublePulsar, utilizada para inyectar código malicioso sin requerir de interacción alguna con los usuarios. Una vez que los equipos eran infectados, WannaCry cifraba la información y extorsionaba a las víctimas, solicitándoles pagar un rescate para recuperar su información.

WannaCry dejó a simple vista lo fácil que era explotar una vulnerabilidad conocida para el sistema operativo Microsoft Windows. Pese a que el parche ya estaba disponible, muchos administradores de sistemas se dieron cuenta que su red estaba expuesta cuando ya era tarde.

“La lección de Wannacry es que un virus puede causar daños reales, hasta pérdidas de centenares de millones de dólares. Estas ya no son consecuencias aisladas de ataques dirigidos de alto perfil sino de ataques simples que afectan al mayor número de víctimas posible. Las empresas deben entender que todos están en peligro y por ende, sus negocios y sus activos corren un gran riesgo”, alertó Dmitry Bestuzhev, director del Equipo de Investigación y www.kaspersky.com.



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