Jueves, 26 de Diciembre del 2024
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Los ferroviarios franceses iniciaron una huelga masiva

Publicado el 04/04/18

París, abr. 3.    

Los trabajadores ferroviarios de Francia iniciaron este martes una serie de huelgas intermitentes que durará tres meses, lo cual supone un desafío mayor para el presidente Emmanuel Macron y su voluntad de reformar el país. 

La primera jornada de huelga es “masiva”, afirmó este martes el sindicato CGT y perturbó un sistema de transporte que usan a diario 4,5 millones de personas en este país.

Un trabajador ferroviario de cada tres (34%) estaba en huelga y hasta más de tres de cuatro conductores de tren (77%), afirmó la dirección de la SNCF, la compañía nacional de ferrocarriles.

Solo circuló un tren de alta velocidad (TGV) de cada ocho y un tren regional de cada cinco.

El tráfico internacional también se vio afectado pero en menor medida, con tres de cuatro trenes Eurostar, que unen París-Londres, y una circulación prácticamente normal de los Thalys que viajan a Bélgica.

Sin embargo no hubo ningún tren con destino a España, Italia y Suiza.

Los recolectores de basura y los trabajadores del sector energético también cumplían una huelga para exigir un servicio público nacional.

Por su parte, los trabajadores de la compañía aérea Air France llevaban a cabo una cuarta jornada de huelga en un mes, para reclamar un aumento salarial del 6%.

Frente a esta serie de descontentos, especialmente la de los ferroviarios que están movilizados contra la reforma del sector, “el gobierno resistirá” por la vía “de la escucha, la concertación y el diálogo”, aseguró la ministra de Transporte Elisabeth Borne, en la radio RMC.

Pensando en una “guerra de usura”, según el diario Figaro, los sindicatos programaron una huelga de dos días cada cinco hasta finales de junio, lo que significa 36 días de paro laboral en total.

“Es su derecho a hacer huelga, tienen derecho, no hay ningún problema, pero para los que trabajan es un infierno. Yo no pedí nada, y soy yo el que tengo que soportarlo”, se quejaba Julien Dufresne, un responsable comercial de Lille (norte).

El primer ministro, Édouard Philippe, declaró por su parte que estaba a la escucha “tanto de los huelguistas” como de “quienes quieren ir a trabajar”.

– “Un pulso social” –
Durante el día, tuvieron lugar varias manifestaciones, una de ellas en París, con unas 2.700 personas, según la policía, donde se produjeron incidentes y cinco personas resultaron detenidas.

También hubo protestas en otras ciudades del país, como Tours (centro), Lille (norte), Burdeos o Toulouse (suroeste).

Para el líder de la formación Francia Insumisa (izquierda radical), Jean-Luc Mélenchon, es el “inicio de un pulso social como nunca lo ha conocido el país”.

Por su parte, Philippe Martinez, del sindicato CGT, llamó al ejecutivo a “abrir los oídos” frente al “gran descontento” social.

Los sindicatos de la compañía de ferrocarriles SNCF protestan contra un proyecto del gobierno que quiere poner fin al estatuto de sus trabajadores que, al igual que el de la función pública, garantiza un empleo de por vida. 

Protestan también por la apertura del servicio de ferrocarril a la competencia y la transformación de la empresa pública en sociedad anónima, lo que, según ellos, abre la vía a una futura privatización, algo que el gobierno niega.

Según los sondeos, la opinión pública se opone en su mayoría a la huelga, pero los sindicatos de la SNCF esperan convencer a los franceses ya que en 15 días, el apoyo al movimiento subió de 42% a 46%.

Hasta ahora, el presidente francés, que asumió el cargo en mayo con la voluntad de “transformar” el país, logró imponer sin gran resistencia sus reformas, incluida la muy delicada reforma laboral, a pesar de varias manifestaciones.

Pero esta vez Macron se enfrenta a una tarea mucho más difícil al atacar una empresa de 147.000 empleados, la misma que obligó a retroceder a varios gobiernos franceses en las últimas décadas. 

– Credibilidad –
Para justificar la reforma, el gobierno recuerda la enorme deuda de la empresa pública, la necesidad de prepararla para la próxima apertura a la competencia y sus importantes costos.

“Hacer circular un tren en Francia cuesta un 30% más caro que en otras partes”, repite el ejecutivo. 

El presidente francés se juega parte de su credibilidad en este asunto. Aunque por el momento ha cedido el protagonismo a su gobierno, Macron no puede dar marcha atrás ante los ferroviarios después de haber acusado varias veces a sus predecesores de inmovilismo.  



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