Lima, feb. 6. La sociedad no sale de su asombro ante los constantes casos de violación sexual a menores de edad que ocurren a diario en el Perú y que ha abierto nuevamente el debate sobre la pena de muerte para quienes cometen este delito.
De acuerdo con el Ministerio de la Mujer, de enero a diciembre del 2017 se reportaron 3,117 casos de violación sexual. El 47% de ese total fue en perjuicio de niños, niñas y adolescentes, y la mayor incidencia fue en Lima y Junín.
Tal como lo dijo hace varios meses el director nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud, Yuri Cutipé, una violación sexual puede ser causada por un psicópata o por alguien muy inmaduro e incapaz de controlar sus impulsos y deseos básicos.
“El psicópata tiene una forma de ser perversa, con un historial de problemas de conducta, de falta de empatía, comete actos contra la ley, siempre hace daño a las personas”, explicó a la Agencia Andina.
Dijo que si bien algunos casos de violación pueden ser protagonizados por psicópatas, existe otro grupo de riesgo compuesto por personas inmaduras que tienden al placer y no tienen la capacidad de controlar sus impulsos y deseos básicos.
“Son personas que parecen representar una edad emocional mucho menor a su edad cronológica, pese a tener una inteligencia propia del adulto. Emocionalmente son como niños. Sus conductas dependen mucho de su satisfacción, del placer más que de la razón”, detalló.
No hay control de impulsos
El experto explicó que el proceso de control de los impulsos o deseos espontáneos empieza desde que estamos en el útero de la madre y culmina alrededor de los 5 a 7 años, después de haber incorporado diversos patrones de conducta que ponen límites a nuestros actos de espontaneidad.
“Sabemos que los niños o niñas aprenden a controlar sus deseos de orinar, defecar, comer entre los 5 y 7 años. Aprenden modos de controlar sus deseos, así como estrategias para saber cuándo esas necesidades pueden ser atendidas”, dijo.
Sin embargo, agregó, existen otras personas que “alargan ese proceso de aprendizaje. Llegan a la adultez, pero no tienen la edad emocional para contener esa espontaneidad, la cual está facilitada (especialmente en lo sexual) dependiendo de las creencias que posee”.
El psiquiatra refirió que entre las creencias irracionales de estos sujetos -que pueden dar sustento a la satisfacción de sus instintos- está la idea de que los padres son propietarios de los hijos, supuesto que explica además por qué muchos progenitores agreden físicamente a los menores.
“La sociedad (constituida por otros adultos que piensan de forma similar) les facilita, les ha dado permiso para hacer eso y (ellos) se lo creen”, indicó.
Buscan lo fácil y no asumen retos
La máxima autoridad de salud mental del Minsa comentó que este tipo de personalidades inmaduras “tienden a buscar siempre lo fácil, a no asumir retos acordes con su edad, sino que más bien los evaden”.
Indicó que son personas que fácilmente se ven inmiscuidas en problemas de consumo de sustancias, porque buscan siempre las sensaciones de placer fácil, y si están en relaciones de pareja rápidamente se frustran y la cambian de forma constante.
Por último, el experto alertó que muchas de las creencias absurdas con las que conviven estas personas y que facilitan su accionar de agresión sexual se basan en el machismo.
“Hay un machismo que es escandaloso (el que sale en los medios de comunicación); pero también existe un machismo cotidiano que es el que finalmente termina reforzando la idea de que si un varón desea una mujer puede tomarla como si fuera una cosa. Ese machismo cotidiano es el que no estamos enfrentando y es el que debemos trabajar, porque es la base de los crímenes que ahora lamentamos”, afirmó.