Director artístico: Percy Adlon, color, 86 min., 1984/85
Es bastante gordita, entrada en años y trabaja como maquilladora de cadáveres – su vida transcurre monótona. Pero un buen día, la voz de un conductor de Metro le impacta como un relámpago y ella hace lo imposible por conocer al hombre de sus sueños. Toma vacaciones y se pone a investigar el horario de servicio y la vida de su “Sugarbaby”. Se compra zapatos de taco alto y ropa interior sexy. Una vez que logra seducirlo, empieza un romance muy peculiar… El film, sumergido en llamativos colores primarios por la camarógrafa Johanna Heer, cobra vida no sólo gracias a sus protagonistas, la fascinante Marianne Sögebrecht y el cómico e ingenuo Eisi Gulp.
Está flotando como muerta en una piscina – símbolo del letargo en que ha caído su vida. Una mujer de 38 años, gorda y sin atractivos, que trabaja en una funeraria y vive sola en un triste apartamento de una habitación. Después del trabajo, pasa la velada en la cama comiendo frente a un pequeño televisor. Diariamente va al trabajo en metro. Cansada, con la mirada perdida, va sentada en el vagón, cuando de pronto ocurre un milagro: la voz del conductor que anuncia las estaciones la saca de su agonía. Al bajarse logra echarle una fugaz mirada y se enamora perdidamente. Hace todo por enterarse de su nombre, entra a hurtadillas en las oficinas de los conductores de metro e investiga los horarios de servicio. Lo persigue hasta descubrir dónde vive. Al mismo tiempo se transforma de patito feo en una mujer llamativa y seductora. Se compra perfume, ropa interior sexy y zapatos de taco alto, un colchón grande y sábanas de satén. Por último habla con él y lo atrae a su apartamento. Le da de comer a su Sugarbaby, lo baña y duerme con él, quien acepta todo de buen grado. No está acostumbrado a que su esposa, ambiciosa y fría, le brinde tan cariñosa atención. Ambos conviven sin gran intimidad y la duración del matrimonio se mide por los pagos a plazo del dormitorio. Ya que la esposa anda de viaje por dos semanas, él disfruta de su felicidad en el amor con su nueva querida: comida, baños de espuma, juegos de flipper, paseos en moto. Un día están bailando rocanrol en un local italiano, cuando de pronto aparece la esposa, destruyendo así el idilio amoroso. Golpea a su rival y arrastra a su marido fuera del local. Igual que al comienzo de la película, la protagonista flota en el agua como si estuviera muerta. Pero luego lanza un fuerte grito y sienta un precedente. No se da por vencida. Al final la vemos toda elegante esperando a su Sugarbaby en el andén.
El film de Percy Adlon tiene dos protagonistas anónimos que provienen de medios sociales sencillos. Son personas que viven atrapadas en la tristeza y monotonía de su vida cotidiana e inesperadamente se les obsequia un gran amor. Mientras ella parecería estar enterrada en vida en la funeraria, marginada en varios sentidos – tanto por su aspecto como por su profesión que la sociedad proscribe – él es un joven sencillo cuya vida transcurre de manera ordenada, sin pena ni gloria y podría seguir así eternamente, como bien lo dice. Carece de iniciativa propia. Se somete de buena gana a las mujeres. Es lo contrario del padre de ella, que despreciaba a su madre y maltrataba a ambas y cuyo rostro ella ennegreció en el retrato de sus padres que cuelga sobre la cama.
Por muy inverosímil que a uno le parezca la historia, Adlon la lleva a escena de manera plausible. Nos muestra detalladamente cómo ella, a manera casi detectivesca, consigue el horario de servicio, entrando a hurtadillas en las oficinas de los conductores y pidiendo después informaciones a un conductor. Escenas como la conversación con el conductor en la mesa de un bar están realizadas de manera casi incidental y sin falsa exageración, transmitiendo así una realidad cotidiana llena de vida. La excelente camarógrafa Johanna Heer sumerge la arquitectura gris del metro en exactas composiciones de fucsia, verde y azul. El amor nos hace ver el mundo con otros ojos: alegre y multicolor. La esmerada observación de lo cotidiano es excesiva y este exceso nos adentra en el ambiente fabuloso de la historia. Los cuidadosos movimientos de la cámara tienen el mismo efecto, por ejemplo cuando la cámara transmite la sensación de balanceo durante el viaje en moto.
Adlon evita caer en tópicos o mostrar a sus personajes como desagradables o grotescos. La fascinante Marianne Sägebrecht representa su papel con total dignidad y discreto encanto, sin caer nunca en lo ridículo. La transformación de patito feo en ave fénix no sucede sólo por el nuevo vestuario o el elegante peinado, sino también la expresión del rostro cobra más vida y se torna radiante. Pequeños gestos, como cuando casi con ternura toma la mano de un joven muerto, o su tímido intento de bailar con los nuevos zapatos de taco alto, acentúan la credibilidad del personaje. También Eisi Gulp convence en su papel de conductor sin brillo, pero simpático. Transmite la ingenuidad y la falta de iniciativa propia con gran encanto. Adlon dice de su personaje: “Es tan bobo como suelen ser los hombres.” Sin duda son las mujeres quienes tienen la última palabra sobre él.
La exuberante mujer irradia sensualidad y calidez que generosa e incondicionalmente ofrece a su Sugarbaby. También la comida se suma a los placeres sensuales. El amor entra literalmente por el estómago: la mujer le cocina y le da de comer a su amado. Daniel Toscan du Plantier comenta: “A diferencia del planteamiento autosuicida y mórbido de ‘La gran comilona’ de Marco Ferreri, que describe la agonía del mundo actual como un exceso de placer y carne, ‘Sugarbaby’ brinda acceso a un mundo fortaleciente, que la constructiva voluntad de la mujer convierte en un paraíso actual.“
Al final de la película, si bien la felicidad amorosa parece terminada, sin embargo, con la última escena de Marianne Sägebrecht de punta en blanco en el andén, Percy Adlon nos despide del cine con renovada esperanza.
Biografía
Percy Adlon nació en Munich en 1935. De 1954 a 1958 estudió ciencias teatrales, literatura alemana, historia del arte en Munich donde también hizo un estudio de actuación. Fue colaborador de la Bayerischer Rundfunk (Radio de Baviera), entre otras cosas como locutor, actor, adaptador de obras literarias y autor de documentales. En 1978 fundó la Productora “pelemele”. Recibió numerosos premios nacionales e internacionales.
Filmografía (selección)
1978 DER VORMUND UND SEIN DICHTER
1981 CÉLESTE
1982 FÜNF LETZTE TAGE
1983 DIE SCHAUKEL
1985 ZUCKERBABY (Sugarbaby)
1987 BAGDAD CAFE (OUT OF ROSENHEIM)
1989 ROSALIE GOES SHOPPING
1991 SALMONBERRIES
1993 YOUNGER & YOUNGER
1997 IN DER GLANZVOLLEN WELT DES HOTEL ADLON
1999 DIE STRAUSSKISTE
2001 HAWAIIAN GARDENS
2010 MAHLER AUF DER COUCH